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La Justicia europea niega a Fifa y Uefa que puedan prohibir nuevos torneos como la Superliga

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Tjue) considera que las normas de los dos reguladores, que contemplan sanciones económicas y de prohibición a los jugadores de ir a la selección, van en contra de las normas de libre competencia.

Champions League 2022 Final Real Madrid

El poder de Fifa y Uefa para controlar en exclusiva los campeonatos internacionales de clubes toca a su fin. Al menos, si no es capaz de establecer procesos más objetivos que los que hoy aplica. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Tjue) ha sentenciado hoy que los dos reguladores futbolísticos aplican normas contrarias a la legislación comunitaria con su derecho de veto previo a nuevas competiciones como la Superliga, y lo hace porque actualmente no es un proceso “transparente, objetivo, no discriminatorio y proporcionado”. Eso sí, deja claro que su fallo no es un sí a la Superliga o a que los clubes que participen puedan ser excluidos de otros torneos si así se recoge en las bases de competición.

Pese a mostrarse contundente contra las prácticas de Fifa y Uefa, el fallo sostiene que “una competición como la del proyecto de la Superliga no debe ser necesariamente autorizada. Al habérsele planteado cuestiones de carácter general acerca de las normas de la Fifa y de la Uefa, el Tribunal de Justicia no se pronuncia, en su sentencia, sobre este proyecto específico”.

El Tjue sí anticipa que esa capacidad de veto sobre nuevos proyectos “pueden perjudicar a los clubes europeos de fútbol, al conjunto de las empresas que operan en los mercados audiovisuales y, finalmente, a los consumidores y a los telespectadores, al impedirles beneficiarse de nuevas competiciones potencialmente innovadoras o interesantes”. No obstante, deja en manos del Juzgado de lo Mercantil número 17 de Madrid la responsabilidad de “comprobar si estas normas pueden, no obstante, beneficiar a los diferentes grupos de interés del fútbol, por ejemplo, mediante una redistribución solidaria de los ingresos generados por esos derechos”.

Pese fallo contra el control exclusivo de Uefa, el Tjue sostiene que “una competición como la del proyecto de la Superliga no debe ser necesariamente autorizada”

Y ese es el quid de la cuestión, pues es un aspecto en el que ya incidió hace un año el informe del abogado general de la UE, en el que sostenía que el veto sólo podría ser proporcional, aunque “no respondieran a los criterios de transparencia y de no discriminación”, si el torneo va "en contra de los objetivos deportivos legítimos”, un cajón de sastre amplio en el que entrarían la meritocracia deportiva, la redistribución de la riqueza…

Sobre esto, el Tribunal de Justicia sostiene que “las características específicas del fútbol profesional, en particular su importancia social, cultural y mediática, así como el hecho de que este deporte se base en el carácter abierto y el mérito deportivo, permiten considerar que es legítimo someter la organización y el desarrollo de las competiciones internacionales de fútbol profesional a normas comunes destinadas a garantizar la homogeneidad y la coordinación de estas competiciones dentro de un calendario global y a promover la celebración de competiciones deportivas basadas en una cierta igualdad de oportunidades y en el mérito”.

Dicho de otro modo, el veto previo de la Uefa sólo aplicaría si se comprueba que la propuesta de nuevas competiciones puede ir en contra de la salud económica de la actual pirámide competitiva del fútbol, o de que el acceso a esas competiciones respeta los resultados deportivos y no establece un modelo cerrado de acceso. En este sentido, un informe encargado por LaLiga a KPMG cifra en 1.663 millones la pérdida de ingresos de LaLiga por los planes de la Superliga. De ahí que A22 hoy ponga también el foco en una bolsa de 400 millones de euros para solidaridad con otros clubes (el 8% de los ingresos que prometen), enfaticen la gratuidad de la OTT y recuperen los ascensos y descensos. 

¿Por qué? Porque en los pros y contras del impacto de nuevas competiciones en la sociedad estará la clave. “Corresponderá al órgano jurisdiccional remitente apreciar, por una parte, si la negociación de la compra de estos derechos a dos vendedores exclusivos [se refiere a Fifa y Uefa] permite a los compradores reales o potenciales reducir los costes de operación y la incertidumbre a la que se enfrentarían si tuvieran que negociar caso por caso con los clubes participantes y, por otra parte, si el beneficio obtenido mediante la venta centralizada de dichos derechos permite garantizar, de forma demostrada, una cierta forma de redistribución solidaria dentro del fútbol entre el conjunto de los usuarios”.

Es una cuestión que no puede analizarse con un veto por norma, de ahí que el Tjue considere que los dos reguladores “están abusando de su posición dominante” al aplicar normas que no cumplen principios básicos a la norma comunitaria sobre libre competencia. “Sus normas de autorización, de control y sancionadoras, habida cuenta de su carácter arbitrario, deben ser calificadas de restricción no justificada a la libre prestación de servicios”, añade.

 

Reacciones de Florentino Pérez, Laporta, Uefa, ECA, LaLiga, Premier...

El primero de los clubes de la Superliga en hablar ha sido el Real Madrid. Florentino Pérez, presidente del club y principal promotor de la competición, ha declarado que “los clubes vemos plenamente reconocido nuestro derecho a proponer e impulsar las competiciones europeas que modernicen nuestro deporte y atraigan a los aficionados de todo el mundo”. Al respecto, Pérez ha agregado que “seguiremos defendiendo un proyecto moderno, plenamente compatible con las competiciones nacionales, abierto a todos, basado en el mérito deportivo y que impondrá de forma efectiva el respeto al fair play financiero. Un proyecto que traerá sostenibilidad económica para todos los clubes y que por encima de todo protegerá a los jugadores y entusiasmará a los aficionados de todo el mundo”.

Desde A22 Sports, la consultora encargada del desarrollo de la competición, su CEO, Bernd Reichart, ha señalado que la decisión supone que “hemos ganado el derecho a competir. El monopolio de la Uefa ha terminado. El fútbol es libre. Ahora los clubes ya no sufrirán amenazas y sanciones. Son libres de decidir su propio futuro”. Asimismo, el máximo ejecutivo de la consultora encargada del desarrollo de la competición ha avanzado que “vamos a emitir gratis todos los partidos de la Superliga”, y que los clubes tienen los ingresos y los pagos en concepto de solidaridad “garantizados”.

Florentino Pérez: “Los clubes vemos plenamente reconocido nuestro derecho a proponer e impulsar las competiciones”

Su mensaje ha sido contestado indirectamente por la Unión Europea de Clubes (UEC), una organización formada por los clubes pequeños y medianos al margen de la ECA. En su mensaje, la organización deja claro que “apoya resueltamente a la Uefa como regulador del fútbol europeo, oponiéndose firmemente a los esfuerzos de A22 por desestabilizar el juego. La propuesta de la Superliga es una medida elitista destinada a concentrar el poder y las ganancias financieras en manos de unos pocos clubes, socavando el mérito”.

El FC Barcelona se ha mostrado contrario a esa opinión y ha reconocido a A22 como su promotora, aunque la consultora lo negara. Su presidente, Joan Laporta, ha asegurado que “la sostenibilidad del fútbol europeo a medio plazo pasa por la creación de un concepto como el que encabeza A22 para la Superliga. Un modelo competitivo que aporte soluciones a la sobrecarga del calendario y al exceso de partidos de selecciones nacionales, que avance en la regulación en cuanto al fair-play financiero entre los equipos de la competición y que ponga a los jugadores y aficionados del fútbol locales e internacionales en el centro del espectáculo”.

La Uefa asegura que la sentencia sólo “subraya un déficit preexistente dentro del marco de autorización previa” de sus competiciones

Por su parte, la Uefa ha rechazado de plano el mensaje triunfalista de la Superliga, argumentando que el falló sólo “subraya un déficit preexistente dentro del marco de autorización previa de la Uefa, un aspecto técnico que ya fue reconocido y abordado en junio de 2022. La Uefa confía en la solidez de sus nuevas reglas y, específicamente, en que cumplen con todas las leyes y regulaciones europeas pertinentes”. 

Aprovechando que uno de los pocos argumentos que darían validez al veto es el de la redistribución económica, el regulador añade que “continuaremos dando forma al modelo deportivo europeo colectivamente con federaciones nacionales, ligas, clubes, aficionados, jugadores, entrenadores, instituciones de la UE, gobiernos y socios por igual”.

Su presidente, Aleksander Ceferin, ha apuntado en una posterior rueda de prensa que “ahora la palabra Superliga es un término raro: hay dos clubes que dicen que están relacionados con A22, pero A22 dice que no representa a estos dos clubes”. Por su parte, el presidente de la ECA, Nasser Al-Khelaïfi, ha insistido en que son “ligas cerradas”.

Como presidente de la ECA he recibido 40-50 millones de llamadas de clubes en las últimas dos horas”, ha agregado el dirigente del PSG, respecto a la oposición mayoritaria de los clubes. Un rechazo que comparten también las ligas, como ha explicado Pedro Proença, presidente de European Leagues: “Nosotros seguimos creyendo en el equilibrio entre ligas nacionales y estamos completamente en contra del modelo de la Superliga”.

En España, LaLiga ha apuntado en sus redes sociales que “hoy más que nunca, la Superliga es un modelo egoísta y elitista. El fútbol europeo ya ha hablado, no insistáis”. Javier Tebas, uno de los dirigentes del fútbol más críticos con la Superliga, ha recordado que “siempre han podido organizar competiciones fuera del entorno Uefa y Fifa, y eso no se puede prohibir. El tema son las condiciones de las mismas para estar bajo la organización de Uefa y Fifa”.

“Lo que se está diciendo es que deben haber reglas transparentes, claras y objetivas para la aprobación de competiciones; que no vale con la simple desaprobación, y que debería haber una estructura normativa, objetiva, que requiera condiciones equiparables a todo el sector, pero que no se deje al libre criterio de los dirigentes puntuales de Fifa y Uefa, porque ahí estaría en una situación de abuso de poder dominante. Ya en 2022, Uefa estableció un procedimiento para autorizar nuevas competiciones a las que puede acudir la Superliga”, ha agregado Tebas, que ha mostrado el apoyo de LaLiga a la Uefa “como regulador” de las competiciones europeas.

La gran rival de LaLiga en Europa, la Premier League inglesa sigue “rechazando cualquier proyecto de este tipo. Los aficionados son de vital importancia para el juego y han dejado clara una y otra vez su oposición a una competición disidente que rompa el vínculo entre el fútbol nacional y el europeo”, ha apuntado en un comunicado.

LaLiga: “Hoy más que nunca, la Superliga es un modelo egoísta y elitista. El fútbol europeo ya ha hablado, no insistáis”

Uno de los ejecutivos más relevantes de la industria audiovisual, y muy ligado al deporte, Jaume Roures, ha apuntado que “no cambiará nada porque el proyecto no se puede materializar. No hay franceses y alemanes y dudo que estén los italianos. Hacerla con Barça, Madrid, Oporto... es hacer volar palomas”, ha declarado en Catalunya Ràdio.

Reaccionando a las primeras declaraciones de A22 Sports, Roures ha entrado en Radio Marca y ha afirmado que “si la emisión va a ser en abierto y no hay ingresos importantes de las televisiones de pago, aún me sigo preguntando de dónde salen los millones. Las competiciones tienen que generar ingresos. Si resulta que va a haber fútbol en abierto mejor me lo ponen para creerme menos que eso es una posibilidad”. Y también ha recordado que la Champions actual está vendida a las televisiones hasta 2027.

Por último, las asociaciones de aficionados y el principal sindicato de futbolistas también han hablado. La Football Supporters Europe (FSE) ha reiterado que “en el fútbol europeo no hay lugar para una superliga separatista”, y ha agregado que “la Superliga sigue siendo un proyecto mal concebido que pone en peligro el futuro del fútbol europeo”. En España, Fasfe ha apuntado que “quien detuvo el proyecto de Superliga en 2021 no fue Uefa, fuimos las aficiones y seguimos oponiéndonos al proyecto egoista de las élites”. En cuanto a los jugadores, Fifpro se ha mostrado “unánimemente en contra de este proyecto”, ha apuntado David Terrier, presidente de Fifpro Europe.

 

Amenazar a un jugador con la selección es ilegal

Por otro lado, en el informe del abogado de la UE de hace un año, y algo sobre lo que hoy no se pronuncia el Tjue, el abogado general sostenía que, tratándose de organizaciones privadas, tanto ligas nacionales, como la Uefa, tienen el derecho legítimo a tomar las decisiones oportunas para proteger su negocio. De ahí que avale que la Superliga pueda existir, aceptando que podrían ser al margen del circuito competitivo existente y asumiendo sus clubes que estar en un torneo les impida participar en otros. La clave, ahora, estaría en la proporcionalidad de las sanciones.

En línea con ese informe previo, el fallo también indica que “prohibir a clubes y jugadores jugar en otras competiciones es ilegal”. Ello, al hilo de que una de las primeras amenazas que se pusieron sobre la mesa fue contra los futbolistas y su derecho a jugar con su selección nacional si participan en alguna iniciativa que no esté aprobada por los reguladores, así como imponer multas económicas a los equipos promotores.

 


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