Italia avanza hacia una reapertura importante de los estadios, aunque sin plazos fijos y con prudencia como en el resto de los países. “Cuando se mantienen dos metros de seguridad, con reglas precisas, se prohíben los abrazos, con el uso de mascarillas y desinfectantes, creo que se puede aumentar la entrada a la afición a un tercio de la capacidad del estadio”, explicó ayer el viceministro de Salud, Pierpaolo Sileri.

El dirigente, eso sí, no quiso poner fechas y se limitó a constatar que, si bien mayo “era demasiado pronto” para plantear esta cuestión, ahora “la decisión de reabrir los estadios es acertada, obviamente no a plena capacidad, pero creo que mil plazas son pocas”.

Ese es el máximo que por ahora está permitiendo Italia en competiciones como la Serie A, y será mañana cuando se aborde una ampliación de la capacidad permitida. “El objetivo de nuestro ministerio y de todo el Gobierno es que los estadios e instalaciones deportivas vuelvan a abrir, pero con seguridad y cumpliendo la normativa”, señaló, por su parte, el ministro de Políticas Juveniles y Deporte, Vincenzo Spadafora. Él es quien recordó que primero hace falta un acuerdo entre todas las regiones, donde la evolución de la pandemia no es idéntica.

En Inglaterra, el Gobierno británico también ha dado el visto bueno a la apertura de recintos deportivos al aire libre para que acudan hasta 1.000 personas, pero los clubes han decidido no abrirlos porque, según argumentan, es un número demasiado reducido para testear que los protocolos diseñados sean efectivos. 

En Francia se había incrementado hasta 5.000 el número de asistentes, pero el Gobierno hoy ha rebajado la cifra a 1.000 personas por partido en la Ligue-1. “En vista de la situación epidémica, nuevas ciudades, que la semana pasada mencioné como particularmente vigilantes, ahora forman parte de esta zona de alerta reforzada. Estas son las metrópolis de Lille, Toulouse, Saint-Étienne, Rennes, París, así como los departamentos de los suburbios interiores Rouen, Grenoble y Montpellier”, ha explicado el ministro de Salud, Olivier Véran.