Sin haber podido despegar todavía en términos de negocio, la Serie A pierde una de sus principales ventajas competitivas. El Gobierno de Italia decidió ayer no aprobar ningún tipo de prórroga para el régimen fiscal especial del que gozaban los futbolistas extranjeros, instaurado en 2019 tras la llegada de Cristiano Ronaldo a la Juventus. La medida afectará a renovaciones y nuevas contrataciones, elevando la carga fiscal que soportan los clubes y, por lo tanto, obligándolos a reorganizar su estructura de gastos.
Tras la filtración de esta decisión a través de la agencia pública de noticias, Ansa, la competición ha advertido en un comunicado que “la falta de prórroga […] producirá, de hecho, una menor competitividad de los equipos, con la consiguiente reducción de ingresos y menos recursos que se asignarán a las canteras, menos actividades relacionadas y, por tanto, también menos ingresos para el fisco”.
La sorpresa del fútbol italiano es que contaba con la introducción de la prórroga de estos incentivos fiscales, después de que hubiera obtenido la luz verde técnica para que el Consejo de Ministros diera su aprobación. Este hecho deja poco margen de maniobra para intervenir en el mercado de invierno, ya que la suspensión entrará en vigor el 1 de enero de 2024 con un nuevo paquete de medidas fiscales.
“El hecho de que finalmente haya sido excluida sugiere que ha vuelto a prevalecer una visión distorsionada y cliché del fútbol profesional falaz: una visión que lamentablemente no tiene en cuenta el extraordinario papel económico, así como social y cultural, que este sector industrial desempeña en Italia”, prosigue la Serie A, que aún confía en poder salvar esta medida durante la tramitación del decreto en el Parlamento.
Este hecho puede acabar resultando una buena noticia para LaLiga. Asumiendo que el actual Gobierno no atenderá a ninguna reivindicación fiscal de la competición, el hecho de que los clubes de Italia ya no sean tan competitivos en salarios puede facilitar que los equipos españoles pujen con más garantías a la hora de atraer talento extranjero o retener a sus canteranos.
Por poner un ejemplo, en España el tipo marginal de IRPF ronda el 45%, con pequeñas variaciones en el tramo autonómico, que en el caso de Cataluña eleva la presión fiscal y en la Comunidad de Madrid la rebaja. En Italia, en cambio, el régimen fiscal vigente hasta hoy permitía que un jugador internacional tributara a un máximo del 30%, incluso bajando al 10% en regiones del sur, lo que beneficiaba sobremanera al SSC Napoli.
También ofrecía ventajas en cuanto a la tributación por derechos de imagen. Mientras que aquí el criterio de Hacienda dejó prácticamente sin efecto la opción de cobrar un 15% del salario a través de sociedades mercantiles -y, por lo tanto, no sujeto a IRPF-, en Italia se estableció una especie de tarifa plana de 100.000 euros de tributación anual máxima, independientemente de los emolumentos, por los derechos de imagen explotados fuera de Italia.
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