La industria del deporte es una de las que más se ha visto afectadas por la crisis del Covid-19, y el fútbol ha empezado a echar cuentas sobre el impacto que tendrá en su negocio. La factura del parón temporal de las competiciones, el incumplimiento de contratos y la ausencia de público en las gradas ascenderá a 4.000 millones de euros, y lo peor está por llegar. Un informe de la Asociación Europea de Clubes (ECA) anticipa que el golpe será mayor en 2020-2021.
La organización, que actúa como lobby de los principales equipos del continente, prevé que los ingresos de 2019-2020 bajen un 7% respecto a lo previsto, hasta 20.400 millones de euros si no se incluyen las plusvalías por traspasos. La cifra de negocio debía ascender a 23.000 millones en 2020-2021, pero finalmente se prevé que acabe en 20.700 millones de euros, un 10,4% menos. Los márgenes también se estrecharán, con la pérdida de 2.800 millones de euros en el resultado de explotación.
Los datos revelan una tímida recuperación de la facturación el año que viene, muy lejos de las tasas de crecimiento que había experimentado el sector en la última década. “Los resultados demuestran que el impacto financiero del Covid-19 en los clubes europeos, hasta donde podemos ver ahora, ya es un shock sísmico, incluso con la mayoría de las competiciones en funcionamiento nuevamente”, advierte la organización.
Las dudas sobre el regreso del público a las gradas plantea un descenso de ingresos del 38,5% por taquilla para este año
El estudio contempla una caída generalizada de las ventas, aunque el área que más sufrirá es la de ticketing por razones obvias. Las dudas sobre cuándo podrá regresar el público a las gradas hace pensar en un descenso de ingresos del 38,5%, cayendo por debajo de los 2.000 millones de euros. La previsión es que los ingresos audiovisuales se mantengan relativamente estables, en tanto que se ha demostrado que los partidos sí pueden disputarse, aunque en el ámbito comercial sí se augura un descenso mayor por posibles rescisiones de contrato en un contexto de contracción del consumo.
La ECA advierte que el gran desafío que se plantea a corto plazo es resolver una queja que se ha intensificado en los últimos años, y no es otra que la presión salarial sobre los ya de por sí estrechos márgenes. “Ahora es el momento de construir un entendimiento común y generalizado entre todos los interesados sobre los factores económicos y los puntos de presión de los clubes de fútbol, para que al trabajar juntos en la recuperación también podamos aprovechar la oportunidad para construir una mayor sostenibilidad”, señala el estudio.
El informe indica que el peso de los salarios sobre el negocio ordinario se disparará especialmente en 2020-2021, pasando de un 62,9% a un 70,1%. De cumplirse esa previsión, el incremento será de cuatro puntos porcentuales respecto a 2019-2020, algo que se debe al poco margen que posiblemente habrá para negociar rebajas salariales como las acordadas este año durante el periodo de confinamiento y suspensión total de la actividad.
“Los salarios de los jugadores son un blanco fácil de opinión, pero un asunto financiero muy complejo de abordar. Tenemos que pensar ampliamente sobre el impacto a nivel de toda la industria y al mismo tiempo tener en cuenta las regulaciones y especificidades locales, que tienen un impacto considerable en los clubes de todos los tamaños”, comenta Hugo Hamon, responsable de finanzas de la ECA.
La organización no se atreve a anticipar cuál será el comportamiento del mercado de fichajes, aunque asume que “nos dará la próxima indicación de motivación económica y el estado de salud del fútbol, pero ahora también debería tomarse un tiempo para examinar estructuras de costes operativos más fundamentales, como, por ejemplo, costes de empresa, personal, sistemas y tecnologías, estadio”.