La Fórmula 1 consolida su regreso a la rentabilidad, al menos en términos operativos. La gestora del Mundial de automovilismo ha cerrado el tercer trimestre con una mejora del 12% de la facturación, hasta 668 millones de dólares (576 millones de euros). El resultado de explotación ascendió a 80 millones de dólares (69 millones de euros), frente a unas pérdidas de 104 millones de dólares (90 millones) en el mismo periodo de 2020.
Liberty Media, propietaria del campeonato, sostiene que una de las razones para esta mejora del negocio es que entre julio y septiembre se produjo el regreso mayoritario del público a las gradas. Esta situación también permitió recuperar el cobro de los cánones de organización a los circuitos, que en 2020 quedaron condonados.
“La mayoría de los eventos celebrados operaron con una asistencia de aficionados significativamente mayor respecto al año anterior, y la hospitalidad del Paddock Club reanudó sus operaciones en 6 de las 7 carreras en el tercer trimestre”, indica. Destaca el Gran Premio de Estados Unidos, que batió el récord de asistencia de la F-1 con 400.000 personas durante el fin de semana.
Por el contrario, los ingresos por patrocinio y televisión se redujeron porque en el tercer trimestre se corrieron sólo siete grandes premios, por los diez del mismo periodo de 2020. Y la caída sería mayor de no haber subido la facturación por suscripciones de su OTT.
En cuanto a los gastos, la F-1 pagó un 23% menos a las escuderías en los tres meses de verano, una partida que cayó hasta 338 millones de dólares (292 millones de euros), mientras que el resto de los gastos de organización subieron un 1%, hasta 111 millones de dólares (96 millones). La administración del Mundial absorbió 39 millones de dólares (34 millones), un 22% más, pues un año antes hubo parte de la plantilla que fue despedida temporalmente.