La Fórmula 1 ha podido retomar el Mundial tras la Covid-19, pero aún está lejos de reconciliarse con el crecimiento económico. El grupo promotor del Mundial de Automovilismo, Liberty Media, registró unas pérdidas operativas de 363 millones de dólares (310 millones de euros) entre enero y septiembre en su línea de negocio asociada a la F-1. Es una cifra que contrasta con los 23 millones de dólares (19,6 millones de euros) que ganó durante el mismo periodo del año anterior.
La empresa ha registrado un resultado de explotación negativo trimestre a trimestre en lo que va de 2020 y la única buena noticia para Liberty es que, en cada periodo, reduce los números rojos. Mientras que en el primer trimestre obtuvo unas pérdidas operativas de 137 millones de dólares (117,1 millones de euros), en el segundo fueron de 122 millones de dólares (104,3 millones de euros). El motivo es la reanudación de los grandes premios de Fórmula 1, que le han permitido facturar gracias al cobro del canon, los contratos audiovisuales y de patrocinio.
En lo que va de año, la F-1 ha facturado 660 millones de dólares (564,2 millones de euros), un 56% menos que durante el mismo periodo de 2019. El hecho de que la mayoría de los grandes premios celebrados esta temporada se hayan programado en el tercer trimestre ha provocado que entre julio y septiembre se generara el 90,4% del negocio facturado en lo que va de 2020. Eso sí, a pesar de que en ese periodo se organizaron trece de los 17 grandes premios del Mundial, las ventas cayeron un 5,7% en comparación con el tercer trimestre de 2019.
La competición cuenta con 1.586 millones de dólares (1.356 millones de euros) de liquidez y una deuda de 3.632 millones de dólares (3.105 millones de euros). La compañía no ha realizado previsiones para el último trimestre del año, pero la Fórmula 1 ha anunciado que ha alcanzado un acuerdo para que Arabia Saudí debute en el Mundial como sede a partir de la próxima temporada.
De cumplir su objetivo, el próximo año el campeonato tendría 23 grandes premios, lo que espera traducirse en una mayor facturación a través del canon que deben pagar los anfitriones de cada cita.