Euskadi ha realizado una de sus mayores apuestas deportivas para consagrarse como territorio referente en ciclismo. Y es que erigirse en el puerto de salida del Tour de Francia supondrá un desembolso de 12 millones de euros entre las instituciones vascas. Una inversión en patrocinio, de las más altas que se recuerdan en el territorio, que las administraciones esperan recuperar con la exposición mediática y el consumo de aficionados que se acerquen a ver la Grand Départ del Tour. Sus propias estimaciones hablan de más de 100 millones de retorno.
La edición número 110 de la ronda gala dará el pistoletazo de salida este sábado desde Bilbao y recorrerá 3.405,6 kilómetros para coronar al nuevo campeón en los Campos Elíseos de París el próximo 23 de julio. Euskadi no sólo será el puerto de salida, sino que contará con hasta tres etapas en las que se recorrerá buena parte de la geografía de la región. De hecho, hasta el 40% de los municipios del País Vasco verán pasar a los 176 corredores y los 22 equipos por sus calles.
Una presencia más que notable durante los tres primeros días de competición que unirá Bilbao con Vitoria; Vitoria con San Sebastián y Amorebieta-Etxano con Bayona. Según los cálculos del Ayuntamiento de Bilbao, el retorno económico directo será de entre seis y nueve euros por euro invertido, es decir lo que supondría un impacto en el territorio de entre 108 y 120 millones de euros. A la llegada de visitantes internacionales que comportará la carrera, hay que sumarle el impacto mediático de una cita que en 2022 tuvo un alcance de 150 millones de espectadores sólo en Europa.
Lo cierto es que la capital vizcaína lleva varios meses preparando la cita mediante todo tipo de eventos de promoción de la carrera, así como de fomento del uso de la bicicleta en la ciudad. Bilbao, que acogerá tanto la salida como la llegada de la primera etapa, ha sido la que mayor desembolso ha realizado. Por un lado, el Ayuntamiento de Bilbao, junto con la Diputación de Vizcaya y el Gobierno Vasco han depositado el canon de 6 millones de euros a Amaury Sports Organization (ASO), la gestora de la carrera francesa. A ello hay que sumarle el resto de gastos de organización y todo tipo de ayudas públicas destinadas para el evento.
De este modo, tanto el consistorio bilbaíno como el gobierno autonómico asumen una inversión de 3,3 millones de euros cada uno. De cerca les sigue la Diputación de Vizcaya con una aportación de más de 2,4 millones de euros. Del resto, la Diputación de Gipuzkoa ha invertido 1,1 millones de euros, el Ayuntamiento de San Sebastián otros 850.000 euros, y la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria han puesto sobre la mesa 525.000 euros cada uno, según las cifras recogidas por el Gobierno Vasco. El desembolso de estas ayudas se ha ido efectuando desde 2021, cuando ASO adjudicó a Euskadi la salida de la edición de 2023.
Asimismo, también cabe mencionar otros contratos que las instituciones vascas han adjudicado para la organización de eventos u otro tipo de iniciativas relativas a la llegada de la caravana ciclista del Tour de Francia. Alrededor de 2,3 millones de euros referentes a la organización de ateliers o espacios de iniciación para los niños, la promoción del ciclismo y de la historia del Euskadi en el Tour, los servicios de comunicación de la carrera o la elaboración de un estudio de impacto económico para la presente edición, según recogió el diario El Salto.
ASO, más de 200 millones en ingresos
ASO supera anualmente los 200 millones de euros de facturación. En 2021, último año del que hay constancia, cerró con una facturación de 227,1 millones, todavía por debajo de las cifras prepandemia. En 2019, su cifra de negocio alcanzaba los 240 millones, pero al año siguiente se vio mermado por la crisis sanitaria que provocó la cancelación o reprogramación de pruebas, que en su caso suman más de medio centenar y sus ingresos cayeron un 18,5%, hasta 195,5 millones de euros.
La principal partida que impulsó su recuperación es la que recoge los ingresos procedentes de los derechos y la producción de sus eventos, con 217,1 millones de euros, un 17,5% más interanual. De hecho, supone un 95% de la cifra de negocio total del grupo. Por su parte, el negocio relativo al merchandising experimentó un retroceso del 21% y volvió a caer por segundo año consecutivo, con apenas 1,3 millones.
En lo que respecta a la gestión de patrocinios, logística de eventos y viajes -cuenta con su propia agencia para competidores y aficionados-, ingresó 8,7 millones de euros, lo que supone una ligera caída respecto al año previo y aún muy lejos de las cifras de 2019; entonces, el grupo ingresó 15,5 millones por esta vía.
En cuanto al negocio audiovisual, France Televisión posee desde 2007 un acuerdo por valor de 25 millones de euros anuales por los derechos de emisión del Tour de Francia. Sin tener en cuenta la merma provocada por la pandemia, la venta de patrocinios supone alrededor de 15 millones de euros anuales para la ronda gala a través de más de 50 patrocinadores.
Entre ellos, los principales son la entidad financiera LCL, la empresa de supermercados E.Leclerc, el fabricante de coches checo Škoda, la marca de neumáticos Continental y la óptica Krys. De hecho, LCL tiene un acuerdo anual con ASO por aparecer en el maillot amarillo a cambio de 10 millones de euros al año, según desveló L’Équipe. Krys extendió este año su vinculación con la carrera como patrocinador del maillot blanco hasta 2026 y lo extendió al femenino. En el segundo escalón el Tour cuenta con marcas como Vittel, Santini, Orange, NTT, Tissot, Shimano o Strava, entre otros.
Barcelona a por el relevo de Bilbao
La aportación de las instituciones locales ha variado entre el 5% y el 25% en las últimas ediciones. Los derechos de sede pueden llegar a superar los 20 millones de euros y el pago de los ayuntamientos por acoger la salida de una etapa oscila entre 200.000 euros y 400.000 euros.
La rentabilidad de esta inversión para las ciudades es toda una realidad y hay casos extremos como el del municipio de Gap, que en 2013 pagó 160.000 euros por ser etapa de salida y de llegada del Tour, lo que le permitió alcanzar unas ganancias de 3 millones de euros con el turismo. No en vano, La Grande Boucle alberga la visita de más de 15 millones de personas durante cada mes de julio a las carreteras francesas, que se dejarán entre 20 euros y 30 euros cada una. Por ello, Barcelona ya negocia con la organizadora de la carrera para albergar la salida del Tour de cara a los próximos años.
Tadej Pogačar y Jonas Vingegaard pugnarán nuevamente por llegar con el maillot amarillo a París en una edición en la que se volverán a repartir 2,3 millones de euros en premios. El que se erija en campeón del Tour de Francia se embolsará 500.000 euros, mientras que se bonificará con 11.000 euros cada victoria de etapa.