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Entre masa salarial, palancas y excedidos: el ABC para entender el control económico de LaLiga

Los clubes trabajan a contrarreloj para captar nuevos ingresos y recursos de sus accionistas, cuando no vender activos, para elevar su coste de plantilla. Todo, para amoldarse a un ‘fair play’ con 110 normas para garantizar la sostenibilidad del sistema.

Real Madrid 2022 2023 LaLiga

M. Menchén / J. Izquierdo

En las últimas semanas se está hablando mucho de una posible llegada de Joao Félix al FC Barcelona. Sin embargo, en LaLiga antes del control médico viene el control económico, un sistema que, en resumen, busca que los clubes no gasten más de lo que ingresan. ¿Cómo? Regulando la principal vía del gasto, el coste de plantilla deportiva. La Liga impone un tope, comúnmente conocido como límite salarial –aunque abarca más cosas–, sobre los ingresos previstos. Una medida pionera que se introdujo en 2013 y que ahora otras ligas y la propia Uefa tienen como referencia en sus nuevos modelos económicos. La propia Premier League asume la necesidad de ir hacia un modelo de control similar al del fútbol español, que hace sólo una década tenía a prácticamente la mitad de sus clubes profesionales en concurso de acreedores o muy cerca del mismo. Esta es una guía rápida para entender su funcionamiento y sus actualizaciones.

El objetivo del plan no resulta complejo de entender. No deber nada a nadie, y si se debe, que su pago se priorice al de reforzar el primer equipo. Si el objetivo resulta sencillo de comprender, el sistema tiene mucha más miga. Para calcular el límite salarial de una temporada, la organización presidida por Javier Tebas obtiene una cifra de los ingresos previstos por cada equipo para esa campaña y empieza a restar: gastos no deportivos (aprovisionamientos, costes operativos, personal de oficinas...), los pagos de deuda comprometidos y las pérdidas previas, que ha de recuperar la temporada siguiente. Estas son las cuestiones clave para entender cómo funciona el control económico:

 

¿Qué se tiene en cuenta como ingresos para el límite salarial?

Básicamente todo. Lo primero a lo que atiende LaLiga y su equipo económico, liderado por Javier Gómez, es al negocio. Unos ingresos que se plasman en los presupuestos, que tienen su propio modelo en LaLiga. No en vano, la normativa para su elaboración es hoy un documento de 268 páginas y 110 artículos, donde no faltan disposiciones transitorias, anexos, plantillas y modelos de presentación de documentación. Unas cifras infladas de ingresos descolocarían el límite salarial y traería problemas a futuro. Por ello, LaLiga exige cifras realistas.

La principal, la televisión, ya la conoce de primera mano la competición, porque la reparte ella misma. En el resto, el organismo chequea y regula. En la facturación por competiciones (taquilla y pagos de la Uefa y la Rfef) los clubes no pueden presupuestar un importe superior a lo obtenido en cualquier de las últimas tres temporadas. Aquí un matiz: la presencia en Europa o en la Supercopa de España sólo se puede conocer en el curso vigente, lo que permite excepciones.

Situación similar se produce con la venta de abonos, donde la cifra del presupuesto no puede ser superior a la del curso anterior. Eso sí, en esta oleada de reformas de estadios, LaLiga permite elevar esta partida si se le presenta un plan detallado sobre ese incremento de ingresos. Lo mismo sucede, claro, cuando un equipo asciende de categoría. Mientras, la previsión de negocio por la explotación del estadio u otras instalaciones –al alza en los últimos años– no puede ser superior a la media de las tres últimas temporadas.

Cabe destacar también el control sobre los patrocinios. En otras ligas y países, muchos propietarios multimillonarios aprovechan esta partida para realizar aportaciones disfrazadas de patrocinios con precios fuera de mercado. Así sortean el fair play financiero de la Uefa, pese a los nuevos cambios del modelo. En España, esto se vigila más y, de entrada, sólo se acepta una cifra que esté sustentada por contratos en vigor; no vale el histórico o promesas de negociaciones muy encarriladas. Además, no sólo se valora que el precio del patrocinio sea ajustado al mercado, sino que responda a “una necesidad económica real”, apuntan desde LaLiga.

En patrocinios, el control económico no sólo valora que el precio sea ajustado al mercado, sino que responda a “una necesidad económica real”

Dicho de otro modo: no vale la llegada masiva de marcas procedentes del país de un nuevo accionista y que, de repente, ven interés en un equipo de fútbol como plataforma comercial. A la UD Almería, por ejemplo, le rebajaron su presupuesto para 2021-2022 en casi ocho millones. Había llegado hasta los 10 millones –primera línea de negocio– con marcas saudíes, país de procedencia de su dueño, Turki Al-Sheikh.

Por último, los traspasos. Una vía de ingresos clave para muchos equipos, impactada notablemente con la pandemia, y en la que también los clubes tienen la media de las tres últimas campañas como tope para elevar sus presupuestos de cara al control económico y su límite salarial.

 

¿El coste de plantilla deportiva qué abarca?

En resumen, se refiere al importe que cada club destina a la confección del primer equipo, sean salarios o la amortización correspondiente a los fichajes. Tanto importa lo que anualmente se paga a los futbolistas, como lo que ha costado poder incluirlos en nómina al no haberlos formado en la cantera. Es más, LaLiga incluye en el cálculo cualquier retribución, dineraria o en especies (vivienda, viajes, coche…), los pagos por derechos de imagen y a representantes, primas colectivas por objetivos, aportaciones a planes de pensiones, las amortizaciones por su fichaje o el precio de la cesión, y también las indemnizaciones. De ahí que la carta de libertad para liberar masa salarial no sea la opción más atractiva para los equipos excedidos, pues resuelve más un problema a largo que a corto plazo.

 

¿Y sólo computa a los futbolistas con ficha del primer equipo?

No. LaLiga tiene en cuenta a los futbolistas para este cálculo, pero también al cuerpo técnico (primer y segundo entrenador, preparador físico y técnicos con funciones análogas). Es más, los jugadores con contrato en vigor también se suman al límite de gasto, aunque el club decida no inscribirlos si no es capaz de hacerles hueco en el filial. Lo mismo sucede con remuneraciones pendientes de pago con deportistas que ya no formen parte de la disciplina, como puede ser el pago del bonus por un ascenso o la fórmula surgida a raíz de la pandemia: el diferimiento de salarios. Además, los filiales, el equipo femenino y las secciones polideportivas también se incluyen como personal deportivo no inscribible.

Por otro lado, el coste de plantilla deportiva también tiene en cuenta otra fórmula mágica cada vez más explotada: la cesión con opción de compra obligatoria. Un modo para incorporar fichajes sin tener que asumir ese primer año el coste total del traspaso. LaLiga penaliza en parte estos acuerdos obligando a cargar al primer año un 25% del importe total acordado para el fichaje.

 

Los trueques: bajo la lupa del límite salarial

La última innovación para sumar ingresos por traspasos es el trueque. Un asunto que a la Juventus de Turín le ha costado caro, que se ha quedado sin Champions por el caso plusvalías, y que tuvo al Barça entre los participantes en este asunto con el trueque Pjanic-Arthur. En estos casos, LaLiga analiza el intercambio como dos operaciones independientes y le otorga su propio valor de mercado de cara al límite salarial. Si ambos clubes dicen que el precio del intercambio es de 100 millones, y aunque así lo reconozcan en sus cuentas, si LaLiga valora la operación en 50 millones, esta segunda cifra será la que compute en el límite salarial.

 

Las otras fórmulas para elevar el límite: ampliaciones, palancas…

Hace unos días, el Real Betis anunció una ampliación de capital de hasta 42 millones. Una operación que en el club consideran “fundamental”. “El no hacerla implicaría un Betis devaluado, en una posición baja de la tabla”, aseguraba su presidente, Ángel Haro. El ejemplo verdiblanco es cristalino sobre cómo elevar límite salarial mientras el negocio ordinario no permita por sí mismo alcanzar las cotas proyectadas en su nuevo plan estratégico. El empujón de una inyección le permitirá inscribir jugadores y proseguir su plan de consolidarse como equipo europeo. De lo contrario, advierten, se tendrían que “generar mayores plusvalías por venta de jugadores y reducir drásticamente el coste de la plantilla, con las consecuencias deportivas que ello trae aparejado”.

Eso sí, LaLiga no permite a los clubes destinar el 100% de los nuevos fondos para elevar el límite salarial ni que sea de golpe. La inyección se divide obligatoriamente en cuatro temporadas; y en dos ejercicios si es un club de Segunda División. Y desde la pasada temporada, a los equipos menos apalancados (patrimonio neto superior al 50% del pasivo exigible) se les permite destinar como máximo un 80%, importe que bajará al 65% para quienes estén por debajo de esta ratio, y al 50% para quienes aún estén cumpliendo convenio de acreedores. Nuevamente, el objetivo es que lo restante se utilice para reducir deuda o para invertir en activos a largo plazo, como los estadios o las ciudades deportivas.

Y por otro lado están las palancas. Un término ya mediático que también busca influir en el límite salarial. Sin embargo, para adecuar el control económico a esta nueva entrada de ingresos extraordinarios, LaLiga decidió el pasado curso que sólo se puedan computar en su totalidad si no exceden a un importe equivalente al 5% de la cifra de negocio.

El excedente se dividirá proporcionalmente entre la duración del acuerdo de la cesión de ingresos si está definida o mediante un “cálculo racional” si se hace de por vida. Era la fórmula para poner coto a clubes que, como el Barça, optaron más por despatrimonializar su negocio que por recortar drásticamente el gasto para poner orden a sus finanzas.

 

Flexibilidad para digerir el impacto de la Covid-19

El sistema ha ido mutando, y especialmente ha traído novedades a raíz de la pandemia y todo lo que ha supuesto. He aquí una de las principales actualizaciones que trajo consigo la pandemia: si la norma de las pérdidas se hubiera mantenido intacta, muchos clubes –sobre la veintena entre Primera y Segunda–, habrían necesitado de vender futbolistas y/o aplicar mayores rebajas salariales, cuando no recurrir a importantes ampliaciones de capital como las ejecutadas por Atlético de Madrid, Real Betis o RCD Espanyol, entre otros. Tanto por las pérdidas directas de la pandemia (cierre de estadios, tiendas…), como sino porque la recuperación de ingresos es paulatina y muy influenciada por la salud del mercado de traspasos.

Por ello, LaLiga decidió el año pasado abrir el grifo a los clubes para no ahogarlos de más, que no perdieran competitividad en sus plantillas permitiéndoles computar en cinco años las pérdidas provocadas por la Covid-19. La distribución será así: un 15% en la ya finalizada 2022-2023, un 20% en 2023-2024 y 2024-2025, respectivamente, y un 22,5% en 2025-2026 y 2026-2027. En la última actualización del Límite de Coste de Plantilla Deportiva (LCPD), tras el pasado mercado invernal, ajustó la cifra hasta 3.226 millones de euros. Además, LaLiga ha limitado el importe de los fondos de CVC que se pueden utilizar para el tope salarial al 25% de la cifra de negocio.

 

Cambios para dinamizar el mercado (fichar jugadores) este verano

El más reciente cambio en la norma del límite salarial tiene como objetivo que LaLiga no se quede tan atrás en la inversión en fichajes. Acuciados por las limitaciones del control económico, la gestora ha decidido flexibilizar el control que mantiene sobre los clubes excedidos para dinamizar el mercado de fichajes durante este verano.

En concreto, la competición permitirá que los clubes reinviertan en plantilla deportiva un 50% y no sólo un 40% del ahorro que obtengan con traspasos y renegociaciones. Un porcentaje que se podrá elevar hasta el 60% en los casos en los que el jugador con el que se genera este ahorro suponga más del 5% del coste de plantilla deportiva total. La medida, de carácter transitorio para este mercado de fichajes, se prevé que afecte “positivamente a muchos clubes que se encuentran en situación de exceso, que podrán seguir operando en el mercado a la vez que van ahorrando”, apuntan desde LaLiga.

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