El fútbol femenino es ya una realidad en la industria del deporte, y su mayor reto es precisamente la creación de su propia industria. La disciplina ha ido avanzando sin cesar hacia su profesionalización a lo largo de los últimos años y busca consolidar su negocio en el mundo del deporte a las puertas de un Mundial en el que la diferencia horaria (con continentes como Europa y América) y las largas distancias pondrán a prueba su fuerza. Pese al reto que supone el campeonato que se celebrará en Australia y Nueva Zelanda, la FIFA confía en convertirlo en el evento más valioso de la historia del deporte femenino facturando 300 millones de dólares (272 millones de euros) sólo por la televisión, y con la entrada de partners estratégicos durante los últimos meses como Globant o Rexona. Este y otros factores se analizan en la nueva serie Radiografía del fútbol femenino como industria, previa al Mundial de Australia y Nueva Zelanda y realizada en colaboración con 4-Football.
A pesar de estar a las puertas de un nuevo Mundial, el cofundador de 4-Football, Albert Vallbona, señala como los Mundiales claves para la industria el de Francia 2019 y, “si se elige bien la sede”, el de 2027. “El anterior fue la confirmación del potencial del sector, el boom del movimiento, y la base del crecimiento futuro. El de 2027 debería llegar con una industria ya creada y hacia la madurez, que habrá entendido que no es comparable a otras del mundo del sportainment”, añade.
Pese a las dudas que han acompañado a la próxima cita mundialista a causa de las grandes distancias o las dificultades para la venta de derechos audiovisuales, el crecimiento de la disciplina se atisba imparable. En 2019 más de 13 millones de niñas jugaba a fútbol organizado en todo el mundo, mientras que en la actualidad la cifra alcanza los 29 millones de jugadoras. Entre ellas, la UEFA cifraba en 2017 en más de 3.500 el número de jugadoras de carácter profesional y semiprofesional. El reto del regulador del fútbol mundial es llegar a los 60 millones de futbolistas en 2026.
Asimismo, la industria no ha dejado de crecer en los últimos años, y lo demuestran las audiencias, tanto en directo como por televisión. En el primer caso, el Mundial de Francia de 2019 aumentó en un 106% sus cifras de asistencia a los estadios en relación a la Copa del Mundo celebrada en Canadá en 2015, pasando de 8,4 millones a 17,27 millones. Más que conocidos son también los récords de espectadores registrados en las últimas temporadas, no solo en eliminatorias de Champions League en el Camp Nou, superando las 90.000 personas de aforo, pero también récords en todas las ligas importantes europeas, incluido un sold out para la final de la FA Cup en Wembley, u otros récords en multitud de ligas en América, tanto en el norte como en el sur.
Sin embargo, todavía se trata de un público muy nuevo, puesto que el 57% de los aficionados al fútbol femenino lleva cinco o menos años siguiendo la disciplina, según el estudio The Business Case for Women’s Football de la UEFA. De hecho, la encuesta elaborada por Football e Indivisa indica que un tercio de los aficionados no lleva ni dos años siguiendo el fútfem. Un dato que pone de relieve el potencial de la disciplina pero que también señala la necesidad de fidelizar a un espectador que, a diferencia del fútbol masculino, no acude a los partidos impulsado por factores como la tradición. Y por supuesto, llegar a otros tipos de aficionados. La industria crecerá con mayor o menor velocidad dependiendo de cómo se quiera comercializar, y aquí hay mucho por hacer.
Se calcula que hay alrededor de 144 millones de aficionados al fútbol femenino en todo el mundo, y dos de cada tres suele estar entre los 25 y los 44 años. Los países con mayor seguimiento durante los últimos seis años son Estados Unidos, Japón, Brasil, Alemania y Países Bajos.
Vallbona indica que para extraer el máximo potencial al fútbol femenino “el foco debe centrarse en el desarrollo de un círculo virtuoso a través de la inversión, que debe impactar en educación, lo que a su vez impactará en el rendimiento y la calidad del producto, y por lo tanto generará mayor demanda y visibilidad. Son muchos los ejemplos en el fútbol femenino que han empezado con una inversión fuerte y hoy están en una dinámica muy por encima de la media actual a nivel de negocio”.
Se dispara la atención televisiva
Ante este escenario de crecimiento, el papel de la televisión se torna en trascendental para acompañar el creciente interés de los espectadores y dotar de mejores contratos audiovisuales a clubes, ligas y competiciones. En España la Liga F vendió sus derechos audiovisuales en su debut como liga profesional a Dazn y Mediapro por 7,2 millones de euros anuales hasta 2027. En ambos casos, por encima de los 4,8 millones anuales hasta 2025 por los que Dazn se convirtió en el socio audiovisual de la UEFA para la emisión de la Champions femenina.
Este mismo año, Dazn y Tigo se aseguraron la emisión de la liga estadounidense de fútbol femenino en 25 países de todo el mundo, entre los que destacan una decena de territorios europeos además de Brasil y Japón, mediante un acuerdo del que no se desvelaron los detalles económicos.
De todas formas, la estrategia seguida para la máxima competición continental de clubes le garantizaba visibilidad a través de Youtube en más de 61 partidos, y aseguraba la emisión en abierto durante dos cursos. Como resultado, la final de 2022 obtuvo el doble de audiencia televisiva que la del 2021 y la temporada 2022-2023 registró una audiencia acumulada de 50 millones de personas en todo el torneo, excluyendo la final. Otro buen ejemplo de innovación en la manera de invertir en un producto, y rápido retorno a nivel de visibilidad.
La Champions League femenina registró una audiencia acumulada de 50 millones de personas en todo el torneo, excluyendo la final
Asimismo, la FIFA desbloqueó hace dos semanas la venta de derechos audiovisuales del Mundial en Europa con un acuerdo con la Unión Europea de Radiodifusión (EBU, por sus siglas en inglés). Entre los 34 países europeos con los que se selló esta alianza se encuentra España, con lo que RTVE será finalmente la televisión del Mundial.
Más allá de acuerdos de TV, el soccer ha demostrado su fortaleza y un alto grado de madurez en Estados Unidos de tal manera que, tras una larga batalla, las jugadoras de la selección estadounidense lograron alcanzar la igualdad salarial con sus homólogos masculinos.
EEUU es históricamente el principal dominador de la disciplina y el que mejor ha sabido explotar su negocio hasta la actualidad. Uno de los últimos ejemplos fueron los 53 millones de dólares de franchise fee y los 125 millones de inversión global que San Francisco/Bay Area ha desembolsado para tener una franquicia en la NWSL, unas magnitudes todavía muy superiores a las que se destinan en el fútbol femenino europeo.
El fútbol femenino también ha crecido en México de forma vertiginosa en pocas temporadas y la Liga MX ya se erige como una competición puntera capaz de atraer a parte del talento europeo. Este mismo año, el campeonato mexicano cerró un acuerdo con Nike como patrocinador técnico. Como parte de la internacionalización del fútfem, otros países de Latinoamérica como Brasil o Colombia han dado grandes pasos para impulsar y hacer crecer sus ligas nacionales.
Impulso comercial
A medida que crece la valoración del fútbol femenino, aumenta el interés de las marcas por asociarse a él. Para catalizar la atracción de patrocinios y garantizar una gestión independiente al fútbol masculino, los grandes organismos del fútbol mundial se han apresurado a crear sus propios verticales. De este modo, desde hace un año, tanto la FIFA como la UEFA se encargan directamente de la gestión de los activos comerciales de sus competiciones de fútbol femenino.
Por ello, el regulador del fútbol mundial selló sus propios patrocinios globales para el fútbol femenino con acuerdos con empresas como Visa y Xero. De hecho, la compañía de servicios financieros fue una de las primeras en identificar el potencial del fútfem y asociarse a él en las principales competiciones. Visa encontró un filón en la disciplina y se convirtió en el primer patrocinador específico de fútbol femenino de la Fifa, tras más de 20 años como como partner global del organismo.
Por su parte, el organismo rector del fútbol europeo hizo lo propio con marcas como Grifols, Euronics o Amazon. En el caso del gigante tecnológico, el acuerdo se selló hace pocas semanas y ambas partes ya están negociando su ampliación a más temporadas. De hecho, las grandes tecnológicas están cada vez más presentes en el fútbol femenino a tenor de acuerdos como el de Google con la federación alemana de fútbol (DFB).
Una dinámica que se ha ido replicando en las ligas nacionales que ya ingresan una media de 1,4 millones de euros por el área comercial y en los clubes, que elevaron su por publicidad un 33% en 2020-2021, según el último informe de FIFA y Deloitte.
Las previsiones de la UEFA apuntan hacia un crecimiento sostenido de los clubes y las ligas de fútbol femenino que las lleve a alcanzar los 686 millones de euros en valor comercial en 2033, lo que supone seis veces más que en la actualidad. Las cifras pueden parecer optimistas, pero la Champions League femenina, con su nuevo formato, logró pasar en un solo año de 1,4 millones de ingresos propios a 15,2 millones en 2021-2022. La principal razón de este incremento es que ahora la competición vende en pack la televisión y los patrocinios. Una cifra que ha seguido creciendo hasta 17,2 millones en 2022-2023 y llegará a 17,8 millones en 2023-2024.
Estructura y reconocimiento
Si los clubes elevaron sus ingresos por publicidad, las ligas también se volvieron más atractivas en el plano comercial. Según la FIFA el 77% de las ligas femeninas cuentan ya con un patrocinador principal, mientras que en el caso del fútbol europeo la cifra cae hasta el 40%. Además, hasta 20 clubes de élite ya facturan más de 1 millón de euros por su negocio ordinario.
Uno de los pasos naturales en el crecimiento de la disciplina es el de la integración de los clubes con las secciones masculinas y femeninas. Cada vez más equipos cuentan con ambas secciones participando en las principales competiciones nacionales y europeas. De hecho, países tan distintos como México o China, por vía de su federación, obligaron a los clubes de primera división a tener equipo femenino. Sin embargo, el fútbol español se está quedando rezagado en la carrera de los clubes originalmente masculinos por acercarse al fútfem. Sólo el 60% de equipos de LaLiga cuenta con sección femenina, diez puntos porcentuales por debajo de la media europea, con tan sólo nueve clubes cuya sección masculina y femenina milita en las respectivas primeras divisiones.
Junto a la profesionalización de la estructura, otro de los avances se encuentra en las condiciones laborales de las jugadoras. El 77% de las ligas del Viejo Continente han experimentado un aumento del número de jugadoras profesionales y los premios por torneo continúan ascendiendo temporada tras temporada. El último caso es el del próximo Mundial, en el que sólo por llegar a la fase de grupos cada jugadora percibirá 28.000 euros, más del doble de los 13.000 euros que cobran de media por temporada. Las ganadoras multiplicarán casi por veinte su sueldo en cuestión de un mes, hasta alcanzar los 250.000 euros, según datos de FIFPRO.