Cuando se habla de la Superliga, el gran público piensa en Florentino Pérez y, en menor medida, en Joan Laporta. Los presidentes de Real Madrid y FC Barcelona, los dos únicos supervivientes entre los doce clubes fundadores de la competición, abanderan el proyecto que mañana puede provocar un terremoto en la actual pirámide competitiva y el modelo de gobernanza del fútbol europeo. Sin embargo, hay otros nombres que tienen un papel protagonista entre bambalinas en la promoción y financiación del proyecto, pero también en su férrea oposición. Indistintamente de si se quiere un torneo semiabierto o una competición cerrada frente a la Champions League, estos son los nombres de quienes quieren definir y controlar el futuro del balompié.
A 24 horas del fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Tjue), estas horas se presuponen frenéticas en la sede de Key Capital Partners, banco de inversión que está apoyando a la Superliga en su business plan. Las relaciones entre esta compañía, la nueva competición y el Real Madrid son muchas y muy evidentes. La primera se encuentra ya en la sede: la European Super League Company –la sociedad creada por los clubes promotores del torneo– tiene su domicilio fiscal en la misma dirección que Key Capital.
En esa dirección trabaja Anas Laghrari, socio de la firma y persona de máxima confianza de Florentino Pérez, a quien estos últimos años ya ha apoyado en las operaciones de financiación para las obras del Santiago Bernabéu. De hecho, este ejecutivo, con experiencia previa en el grupo financiero francés Société Générale, controla el 50% de A22 Sports Management, la consultora que se está encargando de la promoción de la Superliga.
La otra mitad de A22 Sports la controla John Hahn, exsocio de Providence. Este fondo es socio del Real Madrid en su negocio comercial, al que ha aportado 250 millones de euros, apostando por el crecimiento del negocio por patrocinadores del club blanco. Hoy, se presupone que ambos son los ideólogos y precursores del cambio en el modelo de competiciones europeas de clubes.
Aunque sólo se le conoce la prestación de servicios a la competición, la consultora facturó 7,2 millones en 2022 y ya ganó dinero pese a no haber torneo, tal y como avanzó 2Playbook. La consultora es, por otro lado, administrador único de European Super League Company, la sociedad creada por los doce clubes fundadores, con domicilio social en Madrid, y que ahora se sitúa en un segundo plano, al menos, mediáticamente. Se desconoce a día de hoy cuáles mantienen su vínculo accionarial, tras desmarcarse públicamente.
Reichart, el portavoz ex de Atresmedia
El más conocido de los tres ejecutivos es Bernd Reichart, el CEO de A22 Sports. Un ejecutivo alemán, con estudios en Harvard y Stanford, que tiene amplia experiencia en el sector de los medios de comunicación. En España fue jefe de relaciones con inversores de Atresmedia, donde también fue director de canales en abierto. En este periodo se produjo, por ejemplo, la fusión entre Antena 3 y LaSexta, y un año después de su partida se oficializó la compra de los derechos de la Champions por parte de Antena 3 en lo que sería el último ciclo en abierto de la competición en España. Además, en su país natal, fue director general de RTL Deutschland y trabajó en Bertelsmann. En la industria deportiva, atesora tres años de experiencia en la agencia de marketing deportivo Sportfive.
Fichado hace un año, Reichart trabaja centrado desde entonces en, según el comunicado de bienvenida de A22, “iniciar un diálogo activo y extenso con un amplio grupo de partes interesadas en el fútbol que incluirá a clubes, jugadores, entrenadores, aficionados, medios de comunicación y responsables públicos”. Sin embargo, nadie del sistema establecido lo ha querido considerar un interlocutor válido, y así se lo hicieron saber en un encuentro que mantuvo en noviembre de 2022, en la sede de la Uefa, con los principales players del fútbol europeo. A aquella primera reunión conocida acudieron los españoles Javier Tebas (LaLiga), uno de los directivos del fútbol más críticos con los promotores de la competición; Miguel Ángel Gil Marín, representando al Atlético de Madrid y la ECA; y el exfutbolista David Aganzo, en su calidad de presidente de Fifpro.
El otro bando: Uefa-ECA, LaLiga…
Al día siguiente de la reunión, Uefa sacó músculo con un encuentro a la que se sumaron también entrenadores, asociaciones de aficionados, de agentes del fútbol y administraciones, todos en contra de la ruptura del modelo piramidal actual.
Tras el anuncio de la competición, el presidente de la Uefa, Aleksander Čeferin, se convirtió en el enemigo público número 1 de la Superliga. Un proyecto que pondría en entredicho el poder de la confederación como regulador y comercializador, al mismo tiempo, de las competiciones europeas –algo de lo que el Tjue está analizando y valorando en la demanda–. El dirigente esloveno, que ha encontrado cierto apoyo de Gianni Infantino en la Fifa, incluso acabó rompiendo su relación de amistad personal con Andrea Agnelli.
Hasta entonces, un ejecutivo de su máxima confianza y que, antes de su salida de la Juventus de Turín –golpeado por varios casos de gestión irregular–, ya fue derrocado como presidente de la ECA, la gran patronal de los clubes europeos, por ser el tercer promotor principal de la Superliga. Desde esa posición, ya en 2018-2019 puso sobre la mesa un paso intermedio entre la pirámide actual y la propuesta inicial de la Superliga, con un sistema de tres divisiones que limitaría el papel de las ligas nacionales a la hora de dar acceso a las competencias europeas.
En su lugar, Nasser Al-Khelaïfi subió un peldaño, relevándole y convirtiéndose en el nuevo hombre de confianza de Čeferin y la Uefa para hacer frente común contra el torneo que puede hacer volar por los aires el fútbol europeo. En el ámbito de los clubes, la situación actual acabó derivando en el surgimiento de una nueva asociación, la Unión de Clubes Europeos (UEC), en la que CA Osasuna forma parte de su junta directiva.
Junto a la oposición española generalizada, en Alemania, ni Bayern de Múnich ni Borussia Dortmund se apuntaron al proyecto, y en Reino Unido, el Big Six de la Premier, inicialmente dentro, salió rápido del plan ante las presiones de sus aficionados y del mismo Gobierno. La liga inglesa les multó con 25 millones de euros por su presencia como firmante de la carta de presentación del proyecto, y la Uefa tiene blindado el no retorno de ninguno de los clubes que salieron con una sanción de 100 millones de euros si incumplen su promesa.