El Valencia CF pide cinco años más al Ayuntamiento para el cambio de estadio

El club no quiere precipitarse con la venta de los terrenos, especialmente en plena crisis del Covid-19, que también lastrará su capacidad adicional de inversión.

valencia cf mestalla

Peter Lim hubiese querido inaugurar el nuevo estadio del Valencia CF el año pasado, con los festejos del centenario. Sin embargo, los problemas económicos del club y la burocracia han hecho que los planes se vayan demorando, hasta el punto de que la inauguración podría no llegar antes de cinco años. Es el tiempo que ha pedido de prórroga al Ayuntamiento de Valencia para cumplir con algunos de los acuerdos que facilitaron la operación urbanística.

En concreto, el presidente, Anil Murthy, ha trasladado al alcalde, Joan Ribó, y al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que se amplíe de 2025 a 2030 la fecha límite para que finalicen las obras de las viviendas que deben construirse en el solar donde se levanta actualmente Mestalla, según Las Provincias. La razón no es otra que la falta de un comprador real para esta parcela, después de que en marzo se resolviera el preacuerdo con ADU Mediterráneo, que iba a suponer la entrada de más de 100 millones de euros en las arcas ché.

La necesidad de prorrogar la Actuación Territorial Estratégica (ATE) sobre el actual recinto deportivo es vital para la operación, pues es la calificación de parte del suelo como terciario la que asegura que el club pueda obtener importantes ingresos. Y, sin ellos, difícilmente podría asumir por sí solo el coste de las obras que quedan por hacer si no hay aportaciones adicionales por parte de Peter Lim.

El club ha quemado los 100 millones que aportó el empresario hace cinco años mediante ampliación de capital con las pérdidas acumuladas en este periodo, sin que eso haya servido para lograr la sostenibilidad. De hecho, el club cerró 2018-2019 con un beneficio neto de 1,48 millones de euros, pero en realidad habría perdido más de diez millones de euros si no fuera por el efecto contable de las quitas.

Los acuerdos con Bankia y CaixaBank establecían una serie de rebajas en el importe a devolver de los préstamos, en función de su evolución financiera. Y, a cierre del último ejercicio, la previsión de pagar bastante menos hizo que la entidad se anotara unos ingresos financieros de 15,06 millones.

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