La UD Ibiza va quemando trámites administrativos pensando en su debut en el fútbol profesional. El club balear inscribió el pasado 15 de julio en el Registro Mercantil su conversión en sociedad anónima deportiva (SAD), con una aportación inicial de 700.000 euros. Los recursos han sido íntegramente aportados por la familia Salvo, que garantiza los 4,7 millones de euros de capital mínimo que exige el Consejo Superior de Deportes (CSD), como adelantó 2Playbook.
En esta primera fase no se ha dado entrada a inversores externos, y las tres únicas personas que figuran como miembros del consejo de administración son los tres hermanos Salvo Lillo: Abelardo, David y Amadeo, este último cara visible del proyecto y el más ligado a la industria del fútbol, donde ya ejerció como presidente del Valencia CF.
La sede social se ha ubicado en el estadio municipal de Can Misses, cuya explotación se ha garantizado en exclusiva hasta 2023. En contraprestación, la entidad invertirá cerca de tres millones de euros. “Exceptuando la iluminación, que LaLiga nos permite hacerlo en la siguiente temporada, estamos a contrarreloj realizando todas las obras para el 22 de agosto”, apunta Salvo. Ese día se estrenarán como local ante el Málaga CF con nuevo césped, las infraestructuras renovadas y la seguridad aumentada.
El proyecto de los Salvo en la isla también incluye una futura ciudad deportiva. “Es un plan a medio plazo, para 2023. Estamos buscando terrenos en algún lugar de la isla porque, lógicamente, para desarrollar el club necesitas infraestructuras”, explicaba días atrás su presidente a 2Playbook. La instalación contaría con hasta cuatro campos de césped natural, más otros terrenos más de hierba artificial.