Pat Bowlen compró los Denver Broncos en 1984 por 78 millones de dólares (74 millones de euros). Hoy es la última franquicia de una gran liga puesta a la venta, y espera sacar por ella 3.800 millones de dólares (3.600 millones de euros). Es decir, casi cincuenta veces más de lo que le costó adquirirla cuarenta años atrás. Tampoco es una excepción. En la última década el valor medio de las franquicias de la NFL, NBA, MLB y NHL se multiplicado por cuatro, hasta 2.304 millones de dólares (2.210 millones de euros) de media en 2021.
Es la nueva edad dorada del deporte norteamericano, que incluso ha permitido por primera vez la entrada de fondos de inversión. Su entrada, acelerada por la crisis de la Covid-19, ya estaba prevista a corto plazo, no solo por la necesidad inmediata de encontrar financiación para las franquicias por la pandemia. En el caso del panorama norteamericano, dicha necesidad es doble.
En primer lugar, porque el incremento constante de sus ingresos audiovisuales, patrocinio y ticketing ha derivado también en un mayor gasto. Los últimos convenios firmados con los sindicatos de jugadores de la NBA, NFL y MLB garantizan un reparto de beneficios vinculado a los ingresos próximo al 50% entre deportistas y propietarios, según cada liga. Además, los nuevos convenios contemplan mejoras salariales y más gasto en otras partidas.
Por otro lado, es precisamente el crecimiento de sus líneas de negocio el que ha provocado que se dispare el valor de las franquicias en los últimos diez años. Pero eso ha tenido otra consecuencia: cada vez menos empresarios pueden pagar por tener un equipo y mucho menos rentabilizarlo. No hay más que ver los últimos movimientos corporativos. La mayoría de nuevos propietarios están entre las grandes fortunas y tienen vinculación con los sectores más potentes económicamente, principalmente del campo tecnológico.
Es el caso de Steve Ballmer, ex consejero delegado de Microsoft, que se hizo con Los Ángeles Clippers de la NBA en 2014 por 2.000 millones; de David Tepper, fundador del fondo Appalosa Management, que compró los Carolina Panthers de la NFL por 2.275 millones de dólares (2.165 millones de euros) en 2018; o, más recientemente, de Ryan Smith, fundador y consejero delegado de Qualtrics, que adquirió los Utah Jazz por 1.660 millones de dólares (1.580 millones de euros).
La revalorización constante de las franquicias había provocado que muchos propietarios no quisieran desprenderse de un activo al alza. Sin embargo, la pandemia y el aumento de los costes ha ido forzando a muchas fortunas a dar un paso al lado o, al menos, buscar socios inversores que les permitieran obtener algo de liquidez sin desprenderse del todo de la franquicia. A diferencia del deporte europeo, los máximos accionistas de los equipos aún son inversores individuales.
También los socios minoritarios, que quedan diluidos y sin poder de decisión real sobre el rumbo de los equipos, provocando que parte del capital quede estancado y sin valor real. De ahí la entrada de los fondos como solución, en un momento en el que de nuevo se prevé ensanchar más mercado a medida que se liberalizan más sectores como las apuestas, la marihuana y otras actividades que pueden tener gran impacto en el deporte de EEUU.
Ahora bien, ¿cómo han variado liga a liga los valores en sus franquicias? La que más ha crecido en valoración es la NBA. Su crecimiento promedio ha multiplicado su valor hasta seis veces con relación a la media que manejaba la liga en el año 2012, pasado de 392 millones de dólares (375 millones de euros) a 2.580 millones de dólares (2.471 millones de euros). De acuerdo con datos de Forbes (2012) y de Sportico (2021)
Aun así, la liga con mayor valoración media es la NFL. Su crecimiento es menor que el resto de las ligas, dado que ya tenía una posición dominante en el mercado. Sin embargo, movimientos como el de los Broncos y el nuevo contrato audiovisual por un valor total de 100.000 millones en 10 años apuntan a que se disparará en caso de nuevas ventas en los próximos años.
Por otro lado, el crecimiento medio de la MLB y la NHL fue similar en ambas ligas al crecer entre tres y cuatro veces en el valor medio de sus franquicias. En el caso de la MLB se sitúa en 2.200 millones de dólares (2.107 millones de euros) y en la NHL asciende a 934 millones de dólares (894 millones de euros).
Ahora bien, ¿por qué la NBA es la que más crece con relación al resto de ligas? Aparte de por el contrato televisivo, el de Nike u otros socios comerciales desde 2017, influye el éxito deportivo de algunas de sus franquicias. El principal ejemplo son los Golden State Warriors, que se consolidan como el club que más se ha revalorizado: han pasado de valer 450 millones de dólares (425 millones de euros) a 6.030 millones de dólares (5.700 millones de euros), casi catorce veces más.
Los Warriors o los Knicks, de hecho, ya se acercan a la que históricamente ha sido la franquicia más valorada de Estados Unidos: los Dallas Cowboys de la NFL, propiedad de Jerry Jones. Hace diez años su tasación era de 2.100 millones de dólares (2.011 millones de euros) y en este período se ha multiplicado por poco más de tres, hasta llegar a los 6.900 millones de dólares (6.610 millones de euros).
Finalmente, a la hora de establecer la valoración de una franquicia no solo destaca el éxito deportivo, sino también el mercado en el que se ubica. Así se demuestra con los New York Knicks y Rangers, ambos propiedad de Madison Square Garden Sports, sin ningún éxito deportivo en décadas. No son una excepción.
Pese a los cambios entre las franquicias, son seis las ciudades que siguen dominando entre las diez más valoradas de cada liga: Nueva York, Los Ángeles, Chicago, San Francisco, Boston y Dallas. La excepción de mercado se puede apreciar solamente en la NHL, donde sus principales franquicias provienen de Canadá. Los Montreal Canadiens y los Toronto Maple Leafs lideran como las más valiosas, además de ser las dos más laureadas.