El Rayo Vallecano hace años que mantiene distintos pulsos con la Agencia Tributaria por su gestión durante la etapa de la familia Ruiz Mateos. Las reclamaciones ascienden a 35 millones de euros que hace años se provisionaron, pero ahora también hace falta caja para el día que lleguen las sentencias y, en su caso, haya que pagar. Por eso, el club cerró 2019-2020 con un beneficio neto de 10,13 millones de euros, por los 19,79 millones que ganó un año antes, según los datos extraídos de 2Playbook Intelligence, la unidad de inteligencia de mercado de 2Playbook. El club ha decidido no repartir dividendos y destinar todo el beneficio a reservas.
En total son más de 30 millones de euros, que son los que le permitirían afrontar estos pagos. De hecho, el club ya tiene consignados 16,03 millones en el juzgado como “garantía de pago para atender a la responsabilidad civil subsidiaria de las cuotas presuntamente defraudadas a la Administración Tributaria”, según se recoge en la memoria anual a la que ha accedido este medio.
Las investigaciones se centran en las declaraciones del Irpf e IVA entre 1996-2002, 2005-2008 y 2009-2011, con tres procedimientos penales cada uno en un punto distinto. El club, controlado por Raúl Martín Presa, asegura que tiene la razón en algunos de estos procedimientos, pero haber generado estos excedentes en sólo dos años le cubriría las espaldas en términos de caja, pues en términos contables ya se han registrado. Aunque eso haya ido en contra de su rendimiento deportivo.
El Rayo perdió la categoría en 2018-2019, hecho que explica la fuerte caída de ingresos que experimentó el año pasado. La cifra de negocio se hundió un 81%, pasando de 53,6 millones a sólo 10,24 millones de euros, ya que el cambio de categoría le restó 40 millones en derechos de televisión. En concreto, los derechos audiovisuales supusieron 7,5 millones de euros, complementados con 11,1 millones procedentes de la ayuda al descenso, que la dirección contabiliza como otros ingresos.
El Rayo Vallecano redujo sus ventas 81%, pasando de 53,6 millones a sólo 10,24 millones de euros
A eso se sumó el impacto de la Covid-19, que acentuó aún más la caída de ingresos por taquilla. Su retroceso fue del 48%, hasta unos 309.000 euros, mientras que la recaudación por socios y abonados menguó un 37%, hasta 1,46 millones de euros, por la reducción de precios al pasar de LaLiga Santander a LaLiga SmartBank. El impacto de las devoluciones quedará reflejado en el presupuesto de 2020-2021, que no se ha hecho público.
El área comercial, uno de los ámbitos en los que el club ha sido más flojo históricamente, se hundió un 72% y cayó por debajo del millón de euros, en una temporada en la que no contó con patrocinador principal pese al boom de las casas de apuestas entre equipos de su tamaño. En cuanto a las plusvalías por traspasos, su aportación fue crucial para asegurar beneficios, pues la venta de jugadores generó 16,15 millones de euros en 2019-2020, el doble que el curso anterior.
En cuanto al gasto, la fuerte caída de los ingresos se traslado casi en una idéntica proporción a la partida de nóminas. El Rayo pagó sueldos por 12,33 millones de euros, un 49% menos en comparación con 2018-2019, mientras que el resto de los gastos de explotación se recortaron un 64% interanual, hasta 4,78 millones de euros.
A día de hoy, el frente tributario es la principal amenaza para el club, pues su nivel de endeudamiento es muy bajo. De hecho, apenas tiene siete millones de euros en pasivos financieros, frente a los 19 millones que tenía en caja y los otros 18 millones que tenía pendientes de cobrar por parte de otros clubes.