El Real Racing de Santander tiene claro que aspirar a un regreso temprano a LaLiga pasa por aligerar la losa anual que supone la deuda concursal. El club cántabro ha iniciado las negociaciones para modificar el convenio de acreedores, un objetivo anunciado a finales de 2020 que ahora se empieza a concretar: un nuevo calendario de pagos para devolver en torno a seis millones de euros en cinco anualidades, de aquí a 2025.
Víctor Alonso, director general de la entidad, explica a 2Playbook que las conversaciones previas con los acreedores (principalmente jugadores y representantes) les permiten ser optimistas sobre el acuerdo, que debería concretarse entre abril y mayo después de que el juez haya abierto el plazo de adhesiones. Ahí se realizaría el primer pago.
“El hecho de no hacer quita creíamos que era lo más conveniente y la imagen del club ha cambiado radicalmente durante los últimos tres años; ahora podemos llamar a la puerta de cualquier entidad y nos escuchan”, sostiene. De hecho, su compromiso es pagarlo todo, pero asumiendo que es inviable poder pagar esta temporada el 50% de la deuda pendiente.
El directivo señala que la modificación del convenio tan sólo incluirá una excepción al calendario de pagos: el ascenso a LaLiga Santander. En ese caso, sí consideran que el fuerte aumento de los ingresos por televisión permitiría liquidar automáticamente todos los pasivos pendientes de pago. “En Segunda División, con este nuevo escenario que planteamos tendríamos una mayor capacidad de inversión”, defiende.
El Real Racing tiene el apoyo de su accionista, Grupo Pitma, que mantiene préstamos por 20 millones de euros con el club
Ese es el gran problema que tuvo el Racing en 2019-2020 para luchar con más garantías por permanecer un año más en el fútbol profesional. El club pasó de unos ingresos de 3,37 millones de euros en Segunda B a un total de 10,28 millones, incluidas las plusvalías por traspasos. Pese al fuerte aumento, los gastos de personal crecieron en menor medida, pasando de 4,08 millones a 5,87 millones de euros.
“Usar un ascenso de este tipo para acelerar el saneamiento es interesante para el club, pero tienes limitaciones para competir deportivamente”, sostiene Alonso. Muestra de ello es que la deuda neta se pudo recortar un 14,2% interanual, de 31,17 millones a 26,74 millones de euros, pero a costa de perder nuevamente la categoría.
El grueso de este importe corresponde a su principal accionista, Grupo Pitma, que ha inyectado en torno a 20 millones de euros desde que se hizo con la propiedad en 2016-2017. Actualmente mantiene préstamos con el club por 16 millones de euros, claves para evitar tensiones de tesorería y haber ido afrontando los pagos pendientes si la actividad ordinaria del club no lo permitía.
“La propiedad quiere terminar el concurso, porque eso también permitirá salir de esta situación deportiva; estando en Segunda B, sin tener garantías de subir, hay que ser cautos y sanear primero el club”, enfatiza el director general, que en 2020-2021 cuenta con dos ingresos extraordinarios clave para luchar por su regreso a la élite o, al menos, disponer de un año de margen para adecuar los gastos a los ingresos.
En 2018-2019 el ascenso pasó una factura en forma de pérdidas de dos millones de euros, y en un curso normal solía asumir un déficit próximo al millón de euros
El Racing contará con 3,8 millones al margen de las subvenciones, donde destacan la ayuda al descenso de 1,25 millones de euros que le ha concedido LaLiga, así como los 750.000 euros que ha dejado en las arcas el traspaso de Sergio Ruiz al Charlotte FC de la Major League Soccer (MLS). “Estas dos partidas nos permiten llevar la temporada con relativa tranquilidad”, admite el ejecutivo, que apunta a 2021-2022 como el gran reto si no logran volver a LaLiga SmartBank o, al menos, colarse en la nueva Segunda B Pro, que oficialmente se conocerá como Primera Rfef.
“En clubes de esta dimensión, que arrastras estructura del fútbol profesional (personas e instalaciones), es muy difícil recortar el gasto; al final, lo que hay que intentar es que el déficit sea el mínimo posible, porque no puedes renunciar a la competitividad del primer equipo”, defiende.
Por ejemplo, en 2018-2019 el ascenso pasó una factura en forma de pérdidas de dos millones de euros, y en un curso normal solía asumir un déficit próximo al millón de euros. Entre las medidas para que el desfase pueda ir reduciéndose está una mayor promoción de la cantera, que este año ha dado siete jugadores al primer equipo.
“Cantabria es una tierra que da buenos jugadores, y la propiedad tiene una apuesta decidida por la gente de la cantera”, defiende Alonso. Que el retorno a esa inversión llegue por la vía de su regreso a LaLiga o un saneamiento acelerado vía traspasos, sólo el tiempo lo dirá. Eso sí, Alonso considera que hoy están mejor posicionados para retener al talento: “Ven que hay un proyecto sólido”, asegura.