En mes y medio, Kylian Mbappé dirá adiós al Paris Saint-Germain (PSG). El futbolista, campeón del mundo pero nunca todavía Balón de Oro, ha decidido no renovar. Un contrato que en un principio se dijo que expiraba en 2025, pero que tenía una cláusula para la prórroga del último año que el delantero no ha ejecutado. Mbappé deja París, la Ligue 1 y un proyecto, financiado por Qatar, que le puso todos los mimbres para ser el líder de un equipo de época. Pese a ello, el atacante francés marchará este verano del Parque de los Príncipes y el club continúa sin ninguna Champions en las vitrinas –el principal motivo de la inversión catarí– y con 763,6 millones más en pérdidas que cuando llegó del AS Mónaco hace ya siete años, según datos extraídos de 2Playbook Intelligence, la unidad de datos e inteligencia de mercado de 2Playbook.
La mejoría no se ha vislumbrado en nuevos resultados, ya que, con uno de los mayores presupuestos de Europa, el PSG sólo pudo alcanzar una final de Champions y la Ligue 1 ya la dominaba antes de su llegada. Así, la era post Mbappé del PSG se presenta como reto doble para la entidad, atrapada en una liga francesa cuyo negocio audiovisual va en retroceso y eso le impide competir en igualdad de condiciones con el resto de colosos europeos sin un push extra de Qatar.
A la necesidad de encontrarle un recambio en el campo se suma la poca herencia o legado que deja el futbolista en todo lo relativo al negocio ligado al PSG. A diferencia de lo que pudo suponer el aterrizaje de David Beckham en el Real Madrid en 2003, o lo que está significando hoy la presencia de Lionel Messi en el Inter Miami y en la MLS, Mbappé ni ha traído per sé nuevos patrocinadores ni la venta de sus camisetas o de entradas para los partidos del conjunto parisino han compensado su sueldo. Y todavía menos para aliviar el coste de los numerosos fichajes que se han realizado durante su reinado en París.
En primer lugar, el PSG se sirve, principalmente, de patrocinios ligados a su máximo accionista, como el main sponsor de Qatar Airways, que paga entre 60 millones y 70 millones de euros por temporada por lucir en el frontal de la camiseta. En un segundo escalafón también se encuentran Visit Qatar, el banco QNB, la teleco Ooredoo, el hospital de medicina deportiva Aspetar y el grupo de medios beIN Sports, dirigido por el mismo hombre que preside el PSG, Nasser Al-Khelaifi.
La influencia catarí en el negocio comercial parisien es, pues, evidente, y no requiere de Mbappé. En la última temporada, el club facturó 372,8 millones por este ámbito, un 21% menos que en 2021-2022, cuando llegó Lionel Messi a la capital francesa. Además, esta pata de ingresos es clave en el presupuesto del PSG, ya que copa más del 60% de su facturación ordinaria. En clave Mbappé, el futbolista, además, ha evidencia en numerosas ocasiones que le gusta trabajar por libre en este aspecto. Cuenta con sus propias marcas patrocinadoras (Nike, EA Sports, Hublot…), su propia productora y en los últimos años ha sido noticia por, según medios franceses, exigir tener opción de participar o no en anuncios de marcas que puedan no ser de interés para su imagen. Quiere controlar muy mucho su figura y tiene como referencia a otros deportistas como su amigo personal LeBron James.
Las otras dos grandes partidas de negocio ordinario, la televisión y los ingresos del estadio, han crecido en estos años, aunque a menor ritmo que el área comercial. La venta de derechos audiovisuales se situaba sobre los 130 millones de euros en 2017; seis años después, alcanzó los 165 millones, un 29% más interanual. Sólo un año, sin embargo, facturó más de 200 millones (2020-2021), una cifra que sus principales rivales en Champions League superan año tras año. Competir en la liga francesa le merma respecto a otros grandes clubes. Por su parte, el negocio ligado al Parque de los Príncipes, su estadio, ha crecido en unos 20 millones en este periodo. Es un crecimiento del 43%, pero insuficiente para los planes de Al-Khelaifi, quien desde hace tiempo viene ideando reformas o incluso una mudanza para poder sumar mayores ingresos por esta vía. Por poner en perspectiva, el Tottenham Hotspur factura ya más de 135 millones de euros con su estadio, uno de los más modernos del planeta.
El roto en la inversión
No es menos cierto, también, que el PSG más que dobló su facturación por patrocinios y venta de merchandising el primer año de Mbappé con su camiseta, pero la figura de Neymar, fichado ese mismo verano del Barça por 222 millones fue tan o más influyente en ese aspecto. Sea como fuere, la subida de ingresos comerciales, que alcanzó techo con los 473,2 millones de 2021-2022 – un 30% más que cuando llegó Mbappé– no ha compensado la inversión realizada por el club en él y por el proyecto que lideró.
Sólo en gasto de personal –donde buena parte lo ocupan los salarios del primer equipo masculino–, el club francés pasó de 277,1 millones a 338 millones en aquella primera temporada del jugador en París, y alcanzó los 729 millones en 2021-2022. Es decir, creció un 22% de arranque y más que se ha duplicado en estos siete años. En la pasada temporada, la entidad se ajustó el cinturón y consiguió rebajar en casi cien millones este gasto, hasta 621,2 millones.
Y en esa alza de los salarios, una de las claves son los fichajes. Cuanto más caro sea el traspaso, normalmente, mayor es el sueldo del nuevo integrante en la plantilla. En la era Mbappé, el PSG no ha bajado de los 147 millones de amortización por adquisición de jugadores, con picos que superaron los 160 millones.
Según el portal especializado Transfermarkt, el vigente campeón de la Ligue 1 ha gastado 1.349 millones en fichajes en el periodo 2017-2024. Y el segundo más caro fue el suyo: 180 millones. Casualmente, y como posible arranque de esta nueva era sin Mbappé, la mayor inversión en una temporada se ha realizado este curso, en el que el equipo entrenador ahora por Luis Enrique ha invertido 454,5 millones en nuevos jugadores. Este gasto en 2023-2024 es un 22% inferior al total del beneficio que ha obtenido por ventas de jugadores en la era Mbappé: 340,5 millones. Es menos que la suma de su fichaje y el de Neymar.
Y a todo esto, hay un último interrogante que se ha de despejar y que afecta a todo el fútbol francés. La Ligue 1, todavía con el delantero en cartera del PSG, no ha conseguido cerrar un nuevo acuerdo audiovisual, por el que espera sacar 800 millones con el contrato nacional, y sumar otros 200 millones con el internacional. Nadie ha alcanzado estas cifras, y Canal+ (socio histórico) ya ha dicho que no acudirá al concurso. ¿Podrá generar estas cifras sin el, para muchos, mejor jugador del mundo en su competición?
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