Personal Seat License, la fórmula ‘yankee’ de Barça y Real Madrid para hacer palanca del negocio VIP

Los blaugranas han vendido parte de estos palcos a fondos de Qatar y Emiratos por 100 millones, mientras que los blancos sacaron un extra de 75 millones. Esta fórmula la utilizaban equipos de las ligas estadounidenses para financiar sus nuevos estadios.

Barça Camp Nou recurso ingresos ticketing

Personal Seat License. O Pe-es-el. Otro término más que ha llegado para quedarse en el fútbol español después de que FC Barcelona y Real Madrid hayan impulsado este nuevo modelo de comercialización de la oferta en los estadios. Ambos clubes de LaLiga han hecho caja con la venta de 475 butacas y 300 asientos VIP, respectivamente, que les permitirán financiar parte del coste de remodelar el Spotify Camp Nou y el Santiago Bernabéu, respectivamente. La fórmula, importada de las ligas estadounidenses, se ha adaptado a las particularidades del deporte europeo, y ha generado unos ingresos extraordinarios este año de 100 millones y 75 millones a cada uno de los dos clubes. Pero, ¿qué es exactamente una PSL? ¿Qué diferencias hay con el resto de abonados? 

 

¿Qué es una Personal Seat License? 

Traducido a español, sería algo así como una licencia de uso para un asiento personal. En cierto modo, en propiedad, aunque no sea para siempre.  Es un pago único que una persona, sea aficionada o no, realiza para comprar la titularidad de un asiento durante un período de tiempo, generalmente de 30 años. Se trata de un abono por anticipado, lo que ha permitido que muchas franquicias puedan reducir el recurso a la deuda y dispongan de liquidez para financiar las obras sin comprometer los ingresos futuros.

 

¿Cuándo surgen las PSL?

No hay un origen claro sobre cuándo empezaron a utilizarse estos sistemas de reserva y propiedad. Aunque las fuentes varían, todas señalan sus inicios entre finales de la década de 1980 y principios de los 90. Y en todos los casos se comparte una finalidad: obtener financiación extraordinaria para la construcción o remodelación de recintos deportivos. De hecho, los Dallas Cowboys, la franquicia con mayor valor de mercado del mundo, ya utilizó algo similar en 1969 para construir su Texas Stadium, aunque en aquel momento los llamó “bonos estadio”, que permitían al aficionado reservar su asiento antes de estar construido.

 

 

¿Pagar una PSL implica ya ser abonado?

No, son dos cuotas totalmente distintas. De la misma forma que actualmente algunos clubes dividen la figura del socio (paga una cuota al club) y del abonado (el que tiene derecho a ir al estadio a ver los partidos), el abonado y el dueño de una PSL no son lo mismo. Un titular de un asiento con licencia tiene que pagar su pase de temporada. Dicho de otro modo, la PSL supone pagar por el derecho a poder tener sí o sí un abono durante los años acordados, y este puede ser revendido posteriormente.

El precio inicial de la PSL lo fija el club, al igual que el de los abonos cada temporada. A partir de ahí, el dueño de la licencia puede salir al mercado e intentar vender este activo, así como establecer un precio distinto para los abonos de los asientos que ha adquirido y así lograr un margen comercial (si el contrato lo permite), en función de la zona del estadio en que se ubique y otros factores que condicionan el precio habitualmente.

 

¿Es posible revender un asiento con licencia?

Sí, es posible. De hecho, incluso existen portales específicamente creados para ello. El ScotiaBank Center de Toronto tiene un portal propio en el que permite buscar este tipo de asientos tanto para los Raptors como los Maple Leafs, en un intento por centralizar todo el negocio derivado del ticketing. También se permite en los socios de ticketing de ligas y clubes. En el caso de la NFL, al solo haber dos autorizados (SeatGeek y Ticketmaster), es más sencillo que en Europa, donde cada equipo trabaja con sus propios socios.

 

¿Cómo serán las PSL de Barça y Madrid?

El FC Barcelona ha optado por un modelo diferente al clásico de Estados Unidos e incluso al que ha aplicado el Real Madrid. La junta directiva de Joan Laporta ha rechazado vender una a una estas 475 plazas VIP (el 5,5% de la oferta total de estos asientos), y ha optado por venderlos en bloque. Los compradores son dos fondos de Qatar y Emiratos, cuya identidad no se ha desvelado, que podrán explotar estos derechos durante 30 años. En esta ocasión, no para disfrutarlos como un fan, sino con el objetivo de revenderlos directamente y aplicar un margen comercial, confiando en que la potencial escasez de la oferta les permita vender más caro que el propio Barça. 

Laporta explicó en su comparecencia que “tienen derecho a explotarlos o cederlas a un tercero y corren con el riesgo de las operaciones. No es un producto que inventemos nosotros, hace años que funciona en las ligas norteamericanas y lo hemos adaptado al Barça”. Estos nuevos activos, vendidos a unos 210.000 euros la unidad, son adicionales a la oferta de hospitality que se lanzó inicialmente, y que ya está vendida en un 90%.

El Real Madrid, por su parte, lanzó un producto muy parecido el año pasado, aunque con una venta corporativa e individual. Vendió unas 300 licencias VIP a 30 años, por las que logró 70 millones de euros en nuevos ingresos, unos 230.000 euros por butaca. Es un pago único y el titular de esta butaca debe pagar después su abono año a año para ir a los partidos, como sucederá con el Barça, que ha cifrado en unos 22.000 euros por año el precio de cada pase. También podrán revender esa licencia. El club anticipaba en su memoria económica que “habrá un incremento adicional significativo de dichos ingresos en 2024-2025, cuando el estadio se encuentre en plena operación de todos sus negocios”. 

 

Los Warriors marcaron un nuevo camino

Uno de los casos más representativos es el de los Golden State Warriors. En primer lugar, por ser el primer equipo de la NBA en utilizarlo de forma generalizada. Antes, Raptors o Jazz también lo aplicaron, pero únicamente para asientos a pie de pista (los más lujosos y VIP). Los Warriors siguieron el modelo de otras franquicias de la NFL y lo hicieron con todas las butacas de su nuevo estadio, el Chase Center, inaugurado en 2019. Empezó a vender las PSL en 2017 con unas condiciones muy concretas: el plazo de propiedad sería de 30 años, podrían ser vendidas a un tercero en cualquier momento o devueltas al equipo pero nunca se podrían aplicar intereses ni venderla por más valor del que se compraron descontando los años consumidos, evitando así la especulación. El equipo siempre debe ser informado de cualquier cambio de titularidad o reventa. Ni FC Barcelona ni Real Madrid han especificado las condiciones de sus PSL aún.

 

 

¿Todos los modelos son iguales?

No. Cada equipo configura su propia oferta y varía, como puede ser el caso de Barça o Madrid, de si la gestión está en manos del propio club o de terceros. También depende del número de butacas. Los dos equipos españoles sólo lo emplearán con un número muy limitado de butacas VIP (en torno a 500 asientos, respectivamente). Otros equipos como los Buffalo Bills, que tendrán listo su nuevo estadio en 2026, o los Riders, que se mudaron el año pasado a Las Vegas, lo han aplicado a todo el estadio. De hecho, es la fórmula más habitual en EEUU, aunque sería de difícil aceptación en España u otros países europeos. 

 

¿Por qué Barça y Madrid no deben periodificar este ingreso?

Ambas operaciones han permitido a Barça y Madrid aumentar sus ingresos excepcionales de forma importante, en 2023-2024 para el club que preside Florentino Pérez y en 2024-2025 para el que encabeza Joan Laporta. La razón no es otra que, en cierto modo, la venta de estas personal seat licenses es como la plusvalía por un traspaso. Los titulares están pagando por la compra de un activo o la exclusividad de una concesión, pero en paralelo deberán pagar cada temporada el abono asociado a ese asiento para acceder a todos los partidos.

Es una aplicación de la norma que han aceptado tanto los auditores (EY y Grant Thornton, respectivamente), como LaLiga. En el caso de la organización liderada por Javier Tebas, esa aceptación del criterio se ha plasmado en la relajación de las restricciones al Barça para poder inscribir nuevos futbolistas y entrar en la norma del 1:1, por el que ahora puede usar todo el dinero que libere de masa salarial a nuevas incorporaciones.

 

¿Es legal utilizar las PSL?

Por el momento, es completamente legal, lo cual no ha estado exento de polémicas y reveses judiciales. A medida que se han extendido este tipo de licencias que dividen el estadio entre propietarios y abonados, se está produciendo un rechazo cada vez mayor en Estados Unidos por el cada vez mayor desembolso que exige ir a ver deporte a los estadios y el fuerte incremento en los precios de las entradas. Los Kansas City Chiefs han sido los últimos en sufrir el rechazo a esta medida tras anunciar sus asientos con licencia esta misma semana.  

También hay precedentes legales. En 2019, un juez federal ordenó al dueño de Los Ángeles Rams a devolver parcialmente el importe a antiguos propietarios de PSL. Es un caso muy concreto, pues los Rams se mudaron de St. Louis a Los Ángeles en 1995, dejando licencias de asientos sin consumir que llegaban hasta una década, con el importe ya pagado. Aun así, corresponde a casos muy excepcionales y propios del deporte estadounidense, donde los equipos pueden cambiar de localización. El deporte europeo no presenta riesgos similares y, al tratarse de nuevos estadios, tampoco existe un riesgo derivado de traslado a otra instalación. 

 

¿Hay más equipos en Europa que usen las licencias de asiento?

Barça y Madrid son pioneros en Europa, donde apenas se han extendido. Ni siquiera en la Premier League, donde la tasa de ocupación de los estadios roza el 100% y hay escaso margen para activar esta vía si no es con nuevos estadios, como el que puede plantear el Manchester United. Por ahora se han apostado por otras fórmulas, que también han utilizado los clubes de Laporta y Pérez, como la cesión de negocios vinculados al estadio, desde el hospitality, a la restauración, los locales comerciales de los aledaños u otros. 

De hecho, casi todos los equipos estadounidenses han empezado a utilizarlos a partir de la década de 2010, cuando se produjo un boom por renovar los recintos deportivos, muchos de ellos obsoletos o anticuados para poder ampliar su aforo o integrar mejoras tecnológicas y digitales. Actualmente lo utilizan 21 franquicias de la NFL, cuatro de la NBA, cinco en la MLS y otras dos en la NHL, entre otras. 

 


Sobre Intelligence 2P

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