Florentino Pérez mantiene su pulso a las estructuras que hoy gestionan el negocio del fútbol a nivel mundial. El presidente del Real Madrid ha aprovechado un año más la asamblea de compromisarios del club para defender el proyecto de la Superliga y la razón por la que impulsó inicialmente junto a otros once equipos una transformación de la Champions League: “El fútbol está enfermo y está perdiendo su liderazgo como deporte global en el mundo”, ha insistido en su discurso.
El dirigente ha cargado especialmente contra LaLiga y Uefa, las dos instituciones que más duramente le han criticado y que son las que organizan las competiciones donde compiten los blancos. “El diagnóstico de la enfermedad del fútbol es evidente: necesitamos una gestión profesional, moderna y transparente, adaptada a los retos globales del mundo actual, y no basada en viejas estructuras diseñadas en el siglo pasado”, ha rematado.
El discurso del empresario español se ha basado en sostener que Real Madrid, FC Barcelona y Juventus -los únicos que apoyan aún la Superliga- no están cerrados en banda. Inicialmente, se partía de un modelo en el que doce equipos tendrían plaza fija y sólo un 25% se reservarían a la meritocracia deportiva, cuestión que desencadenó la oposición mayoritaria de la industria.
Uefa abrió expediente a los tres equipos que hoy siguen avivando la llama del proyecto y llegó a un acuerdo con los otros nueve, a la espera de que el Tribunal General de la Unión Europea (Tgue) se pronuncie a finales de año sobre el fondo de la cuestión: si Uefa puede o no mantener la exclusividad de la organización de este tipo de torneos y si puede sancionar a quienes se salgan del circuito.
En su opinión, garantizar que los grandes equipos se crucen varias veces al año cada temporada es la garantía del éxito, porque “los jóvenes demandan un producto de calidad que, lamentablemente, hoy no ofrece el fútbol, porque las competiciones actuales, tal y como están diseñadas, no atraen el interés del espectador, salvo en su fase final”.
Su foco de crítica se ha centrado sobre todo en la Champions League, a la que ha criticado que el formato que se estrenará la próxima temporada “sólo servirá para acelerar la decadencia del fútbol europeo y alejar a los aficionados”. “Es una tendencia que tenemos el deber de revertir antes de que sea demasiado tarde; las nuevas generaciones se centran en otro tipo de espectáculos y entretenimientos”, ha advertido.
Florentino Pérez sí ha defendido veladamente que el futuro pasa por una cierta privatización de las competiciones, en tanto que blindaje de sus promotores para que no pierdan su plaza. Y es que todas sus referencias a altas valoraciones de propiedades deportivas y crecimiento del negocio han sido hacia las grandes ligas estadounidenses. “Algo deben estar haciendo muy bien en Estados Unidos y algo debemos estar haciendo muy mal en la vieja Europa”, ha dicho, tras recordar que sólo hay tres clubes de fútbol entre los veinte de mayor valor, según Forbes, superados por NFL, NBA y MLB.
Resulta difícil comparar competiciones que operan en un mercado único, aunque el mayor del mundo, frente a la fragmentación europea. Pero a ello se le une otra ventaja competitiva que, paradójicamente, Pérez ha criticado. Mientras allí se firman contratos audiovisuales a diez años vista, en España se firman un máximo de tres y será ahora cuando sean cinco. Una limitación que también afecta al valor de los derechos de LaLiga, cuyo último tender también ha sido criticado.
Tras lograr preservar el valor de los derechos de Primera División dividiendo lotes entre Telefónica y Dazn, el presidente blanco ha sostenido que “lacifra anual debería ser superior; ¿cómo se puede celebrar como un éxito vender el fútbol por la misma cifra de hace cuatro años, en un contexto de inflación como en el que estamos viviendo? Incluso los propios datos de LaLiga confirman que hoy el fútbol vale menos que ayer”, ha dicho Pérez.