El Manchester United podría ser el próximo club de la Premier League en cambiar de manos. La familia Glazer, que en 2005 compró la mayoría accionarial y hoy controla cerca del 70% tras las recientes pequeñas desinversiones, ha anunciado que ha iniciado la exploración de “alternativas estratégicas para el club”, incluyendo su salida o la entrada de un nuevo socio de referencia que ayude a los Red Devils a “capitalizar las oportunidades tanto en el terreno de juego como comercialmente”. Las acciones del equipo de fútbol se han disparado un 11% desde ayer, impulsada también por el despido de Cristiano Ronaldo y el 100% se valora en más de 2.436 millones de dólares (2.371 millones de euros). Cuando lo compró, el club estaba tasado en 1.160 millones de euros.
El consejo de administración aclara que no hay una decisión firme y el proceso podría quedar en nada. “Consideraremos todas las alternativas estratégicas, incluida una nueva inversión en el club, una venta u otras transacciones que involucren a la compañía. Esto incluirá una evaluación de varias iniciativas para fortalecer el club, incluida la remodelación del estadio y la infraestructura, y la expansión de las operaciones comerciales del club a escala global, cada una en el contexto de mejorar el éxito a largo plazo de la academia masculina, femenina y del club”, explica el consejo en un comunicado.
Raine Group actúa como asesor financiero exclusivo del Manchester United, mientras que Latham & Watkins es su asesor legal. La familia Glazer, por su parte, ha contratado a Rothschild and Co. como asesor financiero exclusivo.
Avram Glazer y Joel Glazer, ambos copresidentes y directores ejecutivos, han asegurado que “nos mantendremos completamente enfocados en servir los mejores intereses de nuestros aficionados, accionistas y diversas partes interesadas”. Una noticia bien recibida por los seguidores del Manchester United, históricamente opuestos al modelo de gestión de su principal accionista. Incluso Cristiano Ronaldo, en la entrevista que forzó su despido, atacó al modelo de gestión de un club cuya trayectoria deportiva y comercial es dispar.
Fruto de una errática política de fichajes a lo largo de los últimos años, el club de la Premier League registró unas pérdidas récord de 115,5 millones de libras (132,1 millones de euros) en 2021-2022, un alza del 25% interanual, pese a la restauración de una evidente normalidad en el negocio ordinario. Gracias a los 110,5 millones de libras (126,4 millones de euros) que facturó con la vuelta del público a Old Trafford, la cifra de negocio aumentó un 18%. Sin embargo, la apuesta por una plantilla competitiva, liderada con la vuelta de Cristiano Ronaldo, y las indemnizaciones por despidos de entrenadores, entre otros aspectos, acabó por disparar el gasto hasta acercarse a los 800 millones de euros.
La temporada deportiva acabó con el equipo fuera de la Champions League y despidos en el banquillo. Ceses de contratos y finiquitos que generaron un gasto excepcional de 24,7 millones de libras (28,3 millones de euros).
La referencia: los 4.250 millones de libras de la venta del Chelsea
En esta operación, la primera referencia será la venta este verano del Chelsea FC por 4.250 millones de libras (4.908 millones de euros) a un consorcio liderado por Todd Boehly. El empresario norteamericano, accionista de Los Angeles Lakers de la NBA y de Los Angeles Dodgers de la MLB, cuenta como socios con el fondo Crearlake Capital, Mark Walter y Hansjorg Wyss.
Por ahora no se han pronunciado potenciales compradores, aunque si se atiende a la tendencia de las operaciones corporativas firmadas en el fútbol tras la pandemia, es muy probable que el capital provenga de Estados Unidos. Un mercado al alza en la industria del fútbol, con gran interés en el fútbol europeo y de donde se controla casi el 50% de los clubes de la Premier League. De concretarse una operación con otros inversores estadounidenses, el Manchester United, el club más laureado de Reino Unido, continuaría en manos norteamericanas.