En un contexto en el que la Fórmula 1 parece sólo tener ojos para Estados Unidos -gracias al boom de su mercado bajo el liderazgo de Liberty Media- y para Oriente Medio -por la elevada inversión de sus países-, parece complicado ampliar el foco hacia otros continentes. Pero esta es la ambición de Lky Sunz, el proyecto de escudería que busca hacerse un hueco en la categoría representando al automovilismo africano, al sudeste asiático y a las comunidades afroamericanas, tal y cómo explica su cofundador y consejero delegado, Benjamin Durand, a 2Playbook.
Para hacerse con uno de los huecos adicionales que la F1 dejará en la parrilla en 2026, el grupo captó 1.000 millones de dólares (938 millones de euros) de Legends Advocate Sports Group, un fondo de inversión norteamericano especializado en deporte. Si bien no ha pasado el corte de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), como sí hizo la propuesta de Andretti, Lky Sunz no baja los brazos y ha confirmado que seguirá adelante con su intención de entrar en el Mundial con el apoyo de socios africanos y asiáticos.
Para lograrlo, tiene previsto desarrollar academias de automovilismo y proyectos formativos en regiones de África, Asia y en comunidades afroamericanas, uno de los segmentos de la población que más barreras de entrada tiene en este deporte. De hecho, de los más de ochenta pilotos que compiten en la actualidad en Fórmula 1, Fórmula 2 y Fórmula 3, tan sólo dos tienen raíces afroamericanas: el heptacampeón de F1, Lewis Hamilton, cuyo padre es de ascendencia granadina, y Josh Mason, que compite en F2, y tiene ascendencia caribeña y nigeriana. Por su parte, Asia cuenta con tres pilotos en la categoría reina además de siete grandes premios, aunque para Durand se le sigue sin sacar el suficiente partido: “cuentas con un piloto chino y no hay ningún patrocinador chino en la F1”, indica.
Tan sólo dos de los más de ochenta pilotos entre F1 y F3 tienen raices afroamericanas
Aunque no han trascendido los motivos que han dejado a la estructura fuera de la carrera por entrar en la F1, al menos en 2026; la propuesta presentada no ha superado un proceso de evaluación por parte de la FIA que analizaba las capacidades deportivas y técnicas, la capacidad del equipo para recaudar y mantener los fondos suficientes para su funcionamiento, y la experiencia y recursos humanos que posee el equipo.
“Nuestro objetivo es desarrollar el automovilismo de base y ofrecer oportunidades a los jóvenes talentos de las comunidades menos representadas”, señala Durand. El directivo tiene una amplia experiencia en el automovilismo tras dirigir escuderías como el SMP Racing, del Mundial de resistencia, o liderar el proyecto Panthera Team Asia. Con este último, Durand también aspiraba a llegar a la categoría reina del automovilismo, pero tras diferencias con sus socios se embarcó en esta nueva iniciativa junto a Paul Fleming, actual presidente de Lky Sunz.
Acelerón comercial para la F1
El ejecutivo e ingeniero francés explica que “hay mucha gente intentando desarrollar el automovilismo en África, pero sólo necesitan que alguien venga a apoyarles. Y eso es lo que estamos aportando. Además, para la F1 es muy bueno porque se van a poder aprovechar de este aumento de interés”.
De hecho, en el apartado comercial la estructura asegura que su labor abrirá camino a nuevas marcas para unirse al Mundial de F1. “Hay un patrocinador mundial que ha sido contactado muchas veces por la propia Fórmula 1 para ser patrocinado y que hasta ahora no tenían ningún interés, pero debido a nuestro proyecto se ha acercado por primera vez a la categoría”, señala sin desvelar el nombre de la compañía a la que hace referencia.
Asimismo, apunta a la posibilidad de la competición de abrirse hacia otro tipo de segmentos en mercados más comunes como puede ser la comunidad afroamericana en grandes premios como el de Miami. “Creemos que la inversión que estamos haciendo ahora es algo que se recuperará multiplicada por diez en el futuro”, apostilla.
400 millones para instalaciones y academia
Evidentemente, no obtener la aprobación de la FIA ha alterado los planes de la estructura, que ya contaba con los 600 millones de dólares de cuota de entrada que exige la competición a los nuevos equipos. Los 400 millones de dólares restantes se iban a destinar al desarrollo del coche, a las instalaciones de la nueva escudería y a las academias de pilotos.
Aparte del desarrollo del coche, que tendrá que esperar a una nueva oportunidad en la F1 más allá de 2026; Lky Sunz tenía previsto situar su fábrica en el sudeste asiático y contar con hasta 380 empleados para trabajar en el diseño del monoplaza. No obstante, reconoce que, de empezar a funcionar, necesitarían utilizar un túnel de viento en Europa y mantener un mínimo de la estructura en el Viejo Continente.
El proyecto ha recibido apoyo de instituciones de Tailandia, Indonesia, Malasia, Nigeria y Kenia. A ojos de Durand, Kenia es, precisamente, el país africano que más opciones tiene de albergar un Gran Premio de Fórmula 1 en el futuro, más allá del GP de Sudáfrica, que ya se disputó en los años 90. Asimismo, la presencia de la F1 en el sudeste asiático se limita al GP de Singapur, aunque estuvo cerca de ampliarse con el GP de Vietnam, que iba a entrar en el calendario en 2020 pero jamás llegó a disputarse.
“Estos países están muy interesados en trabajar con nosotros porque realmente quieren desarrollar el deporte del motor, y nos ven un verdadero apoyo a su capacidad de construcción y desarrollo de infraestructuras”, concluye.