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Jorge Pecourt y Tactic Group lideran la defensa del vestuario del Barça en la negociación salarial

El abogado del caso Messi y la agencia de Josep Maria Orobitg asesoran a la plantilla, que acepta bajarse el sueldo, pero no el uso de una comisión negociadora que mezcle personal deportivo y corporativo. El club necesita ahorrar 165 millones.

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Marc Menchén / Patricia López

El FC Barcelona vuelve a tener a Jorge Pecourt enfrente. El ya ex socio de Cuatrecasas, que asesoró a Messi en su intento por abandonar el club este verano, es el abogado que junto a la agencia de representación Tactic Group está coordinando la estrategia del vestuario en la negociación salarial. “Ellos están dispuestos a bajarse el sueldo, pero no están de acuerdo con las formas”, sostienen a 2Playbook fuentes próximas a la plantilla. Pitido inicial a un partido que debe acabar antes del 5 de noviembre y en el que al Barça sólo le sirve un resultado: recortar la masa salarial en 165 millones de euros.

El primer movimiento, como ya sucedió con el delantero argentino, fue enviar el viernes un burofax a la entidad para dejar constancia de que se oponen al proceso abierto por el director general, Óscar Grau. La carta la firmaban los cuatro capitanes del primer equipo y los del filial, con sólo el desmarque de tres futbolistas: Marc-André Ter Stegen, Frenkie de Jong y Sergiño Dest. El primero está negociando actualmente su renovación, mientras que los otros dos disponen de contratos a largo plazo.

En los despachos del Camp Nou buscan una fórmula que permita el ahorro directo de costes, con el diferimiento de los importes a recibir. Es decir, que no sería tanto ajustar la masa salarial de forma estructural, sino que supondría cargar los costes a la próxima junta directiva y en función del tiempo que se tarde en recuperar el volumen de ingresos previo a la pandemia.

El problema de esta propuesta es que no todos los jugadores tienen el mismo tiempo de contrato en vigor, una situación que da más certeza de recuperación del dinero perdonado a quienes tienen tres o más años de contrato en vigor, que a los que acaban en 2020-2021 o la siguiente temporada.

Por poner un ejemplo, aceptar esta fórmula obligaría a Messi a tener que estirar su presencia en el Barça más allá de este verano para poder recuperar parte de la nómina, cuando este verano dejó clara su voluntad de salir. Sergi Roberto y Gerard Piqué, otros dos de los capitanes que firmaban la carta, finalizan su vínculo en 2021-2022, cuando tampoco está claro que el negocio se haya recuperado en su totalidad.

El Barça quiere una sola negociación, mientras que futbolistas y personal de oficinas consideran que deben ser dos procesos separados

Pero esta no es la razón por la que el burofax ha vuelto a marcar la actualidad del Barça en los despachos. “El foco del problema es que el club quiere iniciar procedimiento legal que sería válido en cualquier otra empresa, sin tener en cuenta la condición especial de los futbolistas”, sostienen los abogados de los futbolistas, que están siendo coordinados e informados por Pecourt y Óscar Tena, director general de Tactic Group, agencia fundada por Josep Maria Orobitg y que representa los intereses de Sergio Busquets y Sergi Roberto, entre otros.

Al vestuario le ha molestado que, en lugar de una negociación específica con los jugadores, se les haya incluido en la mesa que debería constituirse este miércoles, día 21, para “acordar modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo cuando existan probadas razones económicas, técnicas, organizativas o de producción”, que es a lo que se refiere el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores al que se acoge la dirección blaugrana en la carta remitida a los empleados.

La convocatoria de la mesa de negociación es la que permite el club marcar una fecha límite para alcanzar un acuerdo, consciente de que lo único que puede mover la aguja del gasto son las nóminas de los atletas. Desde el comité de empresa del club apuntan a que ellos sí que acudirán a la constitución de la mesa, aunque comparten con los atletas “deberían ser mesas de negociación diferenciadas porque las relaciones laborales son muy distintas”.

“Creemos que no se ajusta a Derecho”, comparten desde el comité de empresa, que representa al personal corporativo. Entre los asesores de los futbolistas se apuntan a dos incumplimientos adicionales, el del artículo 40 del convenio colectivo firmado por LaLiga y AFE, en cuanto a derechos sindicales, y el artículo 18 del Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio, por el que se regula la relación laboral especial de los deportistas profesionales, en el que se determina que “los deportistas profesionales tendrán los derechos colectivos reconocidos con carácter general en la legislación vigente, en la forma y condiciones que se pacten en los convenios”.

El temor de los jugadores no es baladí, pues el Barça ha propuesto una mesa compuesta por trece miembros que consideran que no es una traslación de la realidad, pues los jugadores sólo tendrían un representante. “Estas proporciones no tienen sentido”, recuerdan, en referencia a un colectivo que, si bien no alcanza el 10% de la plantilla, sí representa más del 70% del gasto total del club.

Los futbolistas no entran a discutir si la junta directiva de Josep Maria Bartomeu está legitimada o no para encabezar estas negociaciones, pero sí cuestionan las formas y la fórmula, que consideran que busca enfrentar a los dos colectivos. “¿Qué decidirán si les proponen congelar sueldos hasta un determinado importe anual, y centrar el ajuste sí o sí entre los que cobren más de 500.000 euros?”, señalan, sobre la estrategia que podría haber tras esta mesa de negociadora.

El ejercicio de acciones legales y la impugnación de cualquier acuerdo está en la línea de ataque de los abogados de los futbolistas, que insisten en que entienden que el club necesita un ajuste y que ellos quieren asumirlo. Es un gesto que muchos otros vestuarios de LaLiga ya han aceptado, y que se hace especialmente urgente en un Barça que en siete años ha doblado su gasto en salarios deportivos, superando ya los 500 millones de euros anuales.

Es una tendencia al alza que se ha sostenido en los últimos ejercicios fruto de fichajes de futbolistas con gran cartel en Europa y onerosas renovaciones de estrellas del primer equipo que encaraban la recta final de su carrera.

El objetivo para 2019-2020 era que sueldos y amortizaciones de fichajes se situara en 642 millones de euros, pero los datos revelados hace unos días por el vicepresidente económico, Jordi Moix, desvelaron que finalmente esa cifra iba a irse a 679 millones. Al final, los acuerdos con los vestuarios permitieron dejar el coste en 636 millones. Es decir, que el ajuste fue apenas del 6,3%, frente al 10% que, por ejemplo, logró el Real Madrid.

El ajuste previsto para 2020-2021 es aún más doloroso, pues el club trabaja con una previsión de ingresos de 791 millones de euros, que representaría una caída del 8% interanual acumulada a la del 14% del último ejercicio. Es decir, 64 millones menos para gastar a los que hay que añadir el agujero de 97 millones con que se cerró 2019-2020. Y sin apenas más margen que pactar con el vestuario tras haber congelado ya todas las inversiones no estratégicas y haber contraído el gasto operativo a lo estrictamente necesario. De momento, hablan los burofaxes.

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