Pocos clubes de la ACB han arrancado la temporada con tanta fuerza en lo deportivo y lo social como el CB Miraflores. El club acaba de ganar la Basketball Champions League (BCL) de la Fiba, su primer título en el baloncesto profesional, y ha alcanzado las semifinales de la ACB con uno de los presupuestos más ajustados de la categoría y tan solo tres años después de ascender a la élite del baloncesto. Para este año, su previsión es facturar 3,5 millones de euros, un importe que está por debajo de las temporadas anteriores debido al Covid-19, y que no contempla el millón facturado por ganar la BCL. Ese es un balón de oxígeno económico de cara a las próximas temporadas.
“Ese importe lo facturamos entre la temporada anterior y esta, y no lo usaremos para definir el presupuesto de este año, sino para tener aire durante el próximo; esta temporada la tenemos cubierta”, afirma Albano Martínez, gerente del club burgalés, que por motivos de patrocinio se denomina Hereda San Pablo Burgos. “Nos da solvencia a medio plazo y un alivio importante para mirar hacia un futuro incierto; son momentos complicados para los patrocinadores”, apunta, en referencia a la crisis del Covid-19.
En los últimos días el club ha atado la continuidad de CaixaBank y la distribuidora eléctrica Battaner y a principios de temporada vendió el naming right al Grupo Hereda, que comparte dicho activo con la inmobiliaria San Pablo, su espónsor principal. También tiene el apoyo de la Diputación y el Ayuntamiento de Burgos como socios institucionales, cuyas aportaciones suponen el 33% del presupuesto junto con las de San Pablo y Hereda.
El resto de patrocinios de menor rango, y el reparto económico de la ACB comprende otro 33% del pastel de los ingresos. El importe restante procede de los abonos y la venta de entradas, lo que convierte a la entidad burgalesa en una de las que más facturan por esta vía y, por ende, en una de las más afectadas por la crisis del Covid-19. “Para este año tenemos el presupuesto cubierto, pero cuántos más partido a puerta cerrada tenemos, mayor será el hándicap el año que viene porque habrá que compensarlo”, reconoce.
“Por motivos lógicos entendíamos que tanto patrocinadores como fans podrían reducir su aportación, pero no podíamos permitirnos que ambas vías de ingresos se resintieran, así que hemos buscado alternativas para compensar”, describe el gerente. La pérdida de ingresos por espónsors se ha contrarrestado con los abonos y las entradas en 2020-2021 y “en 2021-2022 esperamos facturar más por patrocinio y menos por aficionados”, prevé.
Hereda San Pablo Burgos empleará el millón de euros de la BCL en mitigar el impacto del Covid-19 en 2021-2022
La clave que explica por qué se facturará menos por taquilla en la próxima temporada, año en que se espera dejar atrás el Covid-19, es el abono inteligente iBono, por el que el fan paga por lo que consume. De entrada, se cobra al fan los 17 partidos de ACB y los cinco de torneo europeo, y se devolverá el importe no disfrutado en el abono de 2021-2022. Además, compensar los cinco partidos no disfrutados el año anterior, se regalará el abono de la BCL de esta temporada. “Este año asumimos que estaremos bastantes partidos sin jugar con público, lo que supondrá un impacto negativo en 2021-2022, pero no en esta temporada”, explica Martínez. El fan ha respondido bien a esta campaña, pues en un año de incertidumbre y temor al virus han contratado 9.000 abonos.
Hereda San Pablo Burgos ha buscado retroalimentar la relación entre abonados y espónsors desde que ascendió a la ACB. Todo empezó en 2017-2018, cuando el equipo debutó en la Liga Endesa y se creó un abono familiar que dio buen resultado. “Queríamos que el abono fuera asequible, como ir al cine, para que el espectador no nos viera como un entretenimiento de precio prohibitivo”, recuerda. Atraer a familias permitió acceder al público infantil y “crear afición del futuro para un deporte en alza en la ciudad”, reconoce.
En la segunda temporada se lanzó el abono cero, por el que los fans que contrataran los servicios de los patrocinadores podían conseguir una serie de descuentos en el abono, hasta conseguir que fuera gratuito. “Por cada seguidor que contrataba a un espónsor, el patrocinador aumentaba su aportación económica al club”, apunta. Además, el fan vio como podía pagar menos por su abono que en la temporada anterior.
Ya en la tercera temporada y con el debut en la BCL, se procuró mantener el precio pese a disputar más encuentros, y ahí la clave fue Banco Sabadell, que regaló el abono europeo a todo aquel que abriera una cuenta. “La idea era buscar fórmulas para que el abonado viera el baloncesto como algo que no se encarece”, señala.
El club reconoce que su misión es crear y mantener un equipo de baloncesto profesional en Burgos que alcance el éxito completo, lo que según Albano se traduce en seguir compitiendo en la Liga Endesa porque “es lo que nos da la posibilidad de tener el gancho para contar con más masa social”.
Si bien el coronavirus ha puesto freno al buen desempeño del equipo en las gradas, los datos reflejan su liderazgo. Hasta febrero de 2019-2020, el club promedió 9.433 espectadores en el Coliseum, un recinto con capacidad para 9.454 personas, lo que se traduce en lleno jornada tras jornada. “No acaba de ser justo que no podamos abrir el pabellón con restricciones, tal y como lo hace el deporte no profesional”, recalca Albano. En juego, un 33% de su negocio.