Dudas sobre la posibilidad real de que el Málaga CF recupere el dinero que la familia Al-Thani se prestó a sí misma con fondos del club. EY sostiene en su informe de auditoría que no existe ni información, “ni evidencia de auditoría adecuada y suficiente que sustente la recuperabilidad futura” de los créditos por 6,39 millones de euros que se firmaron en su momento, según consta en el informe del auditor al que ha accedido 2Playbook.

Este movimiento de fondos entre propiedad y club de fútbol empezaron a producirse en 2015-2016. Ese año se concedió un préstamo de 2 millones a la sociedad NAS Football, a los que siguieron otros 1,15 millones en 2017-2018. Esos dos créditos ya han generado unos intereses no satisfechos por 888.330 euros.

En paralelo, se concedieron anticipos y se les permitió disponer de saldos directamente a los Al-Thani por 853.445 euros y 1,26 millones de euros, que han generado intereses por otros 215.877 euros. Por último, hay registrados otros créditos por 26.948,25 euros adicionales, según la documentación a la que ha accedido este medio.

La opinión de la firma de servicios profesionales tiene en cuenta, no obstante, el auto del juzgado de instrucción número 14 de Málaga con el que se acordó declarar el embargo de los bienes del jeque catarí y sus hijos en la Costa del Sol, así como la retirada de sus acciones en el club de LaLiga SmartBank. Pero hay una realidad previa: “Las amortizaciones previstas no han sido atendidas”, se admite en las cuentas anuales aprobadas ayer.

En este punto, los administradores actuales sostienen que han iniciado “las acciones pertinentes para que dichas cantidades puedan ser retornadas a la sociedad”. El cobro no será inmediato, pues también admite que “se espera que el procedimiento se alargue en el tiempo” y “las expectativas de que puedan ser cobradas a corto plazo no son elevadas”.

El Málaga ha regularizado 391.795 euros “procedentes de obras que los Al-Thani realizaron en una de las viviendas que el club pagaba”

El importe del embargo judicial es superior al que deben, con 8,5 millones de euros, pero es una medida cautelar, el desenlace judicial no está claro y, en todo caso, debería servir para cubrir todas las posibles responsabilidades que se deriven de la causa judicial que hay abierta contra ellos.

Este proceso arrancó a principios de año tras una demanda de los accionistas minoritarios y supuso apartar de la gestión a Abdullah Al Thani y a sus hijos Nasser, Nayef y Rakan. En ese momento se impuso la administración judicial por parte del economista y abogado José María Muñoz, “en aras de proteger el patrimonio de la entidad”.

La investigación se encuentra bajo secreto de sumario, pero las cuentas de 2019-2020 ya recogen algunos de los gastos que los actuales administradores del club consideran irregulares. En concreto, se ha procedido a la regularización de saldos por 391.795 euros “procedentes de importes de reformas y obras que los cesados administradores de la familia Al-Thani habían realizado en una de las viviendas que el club pagaba y en la cual vivían, de forma ocasional, los administradores cesados”. Esos alquileres ya han sido rescindidos.

Entre las razones para poner en duda la recuperabilidad de los préstamos está el futuro de la propiedad del Málaga CF, después de que el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Málaga dictara el 12 de marzo de 2020 otro fallo en contra de los Al-Thani. El auto ponía fin a la batalla legal que desde hace años mantenía con el grupo hotelero Bluebay, que sostenía que había acordado la compra de un paquete relevante de acciones.

Tras la sentencia, recurrible, la compañía local se hacía con el 49% del vehículo NAS Spain 2000, del que los Al-Thani aún mantinen el 51%. Esta mercantil controla, a su vez, el 96,89% del equipo de fútbol. Sin embargo, sus poderes están suspendidos hasta que se resuelva la actual situación en la que se encuentra el club, inmerso en un profundo proceso de reestructuración.

La entidad deportiva cerró 2019-2020 con unas pérdidas de 10,11 millones de euros, las más altas desde 2011-2012, cuando las aspiraciones europeas del jeque catarí se saldaron con unas pérdidas acumuladas de más de 128 millones de euros. La situación no se arreglará a corto plazo, ya que el presupuesto de 2020-2021 contempla unas pérdidas de 2,3 millones de euros.

Entre las razones del fuerte agujero del último ejercicio está evidentemente el impacto de la Covid-19, pero sobre todo afectó la desaparición de la ayuda al descenso y la mala planificación deportiva en el verano de 2019, que impidió recortar el gasto en plantilla en consonancia. De hecho, mientras que los ingresos ordinarios retrocedieron un 60% interanual, incluido el paracaídas de LaLiga, los salarios sólo se redujeron un 22%, hasta 19,5 millones. Se logró la permanencia, pero a costa de la competitividad de 2020-2021.