Hace justo un mes, Unipublic anunciaba la buena nueva: “Euskaltel-Euskadi recibe una wild card para participar en La Vuelta 2021”. Tras la noticia, centenares de mensajes llegaron al móvil de Jesús Ezkurdia, manager general de Fundación Euskadi, la estructura de la que cuelga el equipo ProTeam. “Es nuestro gran salto”, explica el gerente a 2Playbook. ¿Pero cómo afrontan este reto? Más sostenibles que nunca, diferenciándose del pelotón con una partida de ingresos diversificada y mayor músculo financiero: el presupuesto para 2021 de la gestora del equipo ronda los 4 millones de euros, el doble que en 2019, tras la firma de Euskaltel -su histórico socio- como patrocinador principal para el ciclo 2020-2023. “Tampoco tenemos, ni queremos, un duro de subvención pública”, apunta.
El proyecto de la Fundación Euskadi es particular. Para comenzar, es una estructura deportiva que cuenta con socios, hasta 1.500 personas y empresas que apoyan su desarrollo. “Nuestro compromiso con ellos es que se sientan representados y correspondidos al verse en las carreteras”, apunta Ezkurdia, y estar en La Vuelta, “está claro que es lo que más visibilidad te da”.
En este retorno del equipo vasco a una gran vuelta ocho años después hay un momento clave: la decisión de la Unión Ciclista Internacional (UCI), en alianza con Tour, Giro y Vuelta, de permitir la ampliación del pelotón en las tres rondas ciclistas más mediáticas y prestigiosas con una invitación más de lo habitual.
El regulador del ciclismo mundial entendió que era importante apoyar a los equipos de la segunda categoría (ProTeam) tras la crisis de la Covid. En ocasiones, los patrocinios de un equipo -su principal entrada de ingresos- dependen de su presencia o no en citas WorldTour. Ahí se benefició Euskaltel-Euskadi, que ha recibido la llamada de La Vuelta junto al Caja Rural-Seguros RGA y el Burgos BH, dos habituales en la ronda española en los últimos años.
Sin embargo, en la Fundación Euskadi esta ultradependencia general de las estructuras ciclistas sobre sus principales patrocinadores no es tal. “Nosotros tenemos la suerte de unos socios que creen en el proyecto a largo plazo”, destaca Ezkurdia. Con Euskaltel, el acuerdo es hasta 2023, y con Laboral Kutxa, hasta 2024. “Para que te hagas una idea, el patrocinio de Euskaltel no supone ni la mitad del presupuesto”, apunta el dirigente. A pesar de la Covid, la estructura ha logrado aumentar en un millón de euros su presupuesto para esta temporada respecto a 2020.
Además de Euskaltel, la Fundación Euskadi cuenta como socios y grandes patrocinadores con Orbea, Etxeondo y Laboral Kutxa
Con otros, el contrato es “sine die”. Se refiere Ezkurdia, por ejemplo, a Orbea y Etxeondo, dos grandes marcas del sector ciclista, vascas ambas, que son parte fundamental del impulso de la estructura. “Ellos entendieron desde el principio que este es un trabajo a largo plazo, y empezaron con nosotros con lo único que había entonces: un legado”, explica Ezkurdia.
Ese principio, en la faceta profesional, se enmarca en 2018. En la Nochevieja de cinco años antes, el Euskaltel-Euskadi desaparecía. La crisis económica había cerrado el grifo institucional que sustentó la permanencia del equipo en la élite durante prácticamente dos décadas. Por entonces, no existía el WorldTour, el circuito profesional creado por la UCI y las grandes carreras ciclistas que clasifica a los equipos y acota en mayor medida la paleta de colores del pelotón. Aunque era mucho más poderoso en presupuesto el Rabobank neerlandés, la marea naranja de los 2000 era la de Euskaltel. La afición vasca teñía de este color los bordes de las carreteras francesas cada mes de julio en el Tour.
“Ese es el legado. La visibilidad que te aporta el ciclismo, porque la marea naranja se basaba en ese apoyo de la masa social… Tenemos claro que nuestro proyecto deportivo llegará a donde la masa social y las empresas quieran llegar”, asegura Ezkurdia.
¿Y hasta dónde quieren llegar las empresas? “Ellas saben lo que es este equipo cuando firman. Todas las marcas que entran a colaborar saben lo que significa estar con nosotros, que es impulsar la cantera de nuestro territorio, ser un elemento cohesionador con la sociedad vasca y la promoción del deporte. También es lo que quieren: que seamos herramientas de valores”, agrega el dirigente. “Yo, por ejemplo, nunca mancharía el maillot con una casa de apuestas”.
Equipo filial, femenino y, pronto, de eSports
Otro de los aspectos diferenciales de la Fundación Euskadi es que tiene un equipo filial. No es habitual en el ciclismo internacional que una estructura profesional tenga un segundo equipo que haga de ascensor. Se suele fichar de los equipos amateurs o se firman convenios.
De hecho, la cantera es la esencia de la estructura. Puntal en la vuelta del equipo profesional a las carreteras. Su presidente es el ciclista Mikel Landa. “Él salió de aquí, valora muchísimo lo que significa tener este trampolín y lo que le ha dado” -apunta Ezkurdia-, y por ello tomó las riendas de la fundación en 2017. Cogió el relevo de Miguel Madariaga, el creador del equipo en 1993.
“Al principio, Mikel era el que nos daba todo -en materia económica- para la cantera, y ahí sigue. Él está encima del equipo sub-23 y el femenino. Del equipo profesional está totalmente desvinculado”, asegura el gerente de la estructura, recordando, también, la situación de Landa, que es un ciclista profesional en activo.
El equipo femenino se estrena este 2021 en la segunda categoría ciclista internacional, la UCI Women’s Continental Team
En la Fundación Euskadi también corren mujeres, y desde 2021, en la segunda categoría ciclista internacional, la UCI Women’s Continental Team. En el crecimiento de ambos equipos amateur, así como de la cantera, la estructura cuenta con el patrocinio principal de Laboral Kutxa. El banco vasco entró en 2019 en la fundación, “y ha sido muy importante para poder desarrollar la cantera”, en la que se invierte un millón de euros, incluyendo la escuadra femenina.
En este sentido, Ezkurdia recuerda que “directa e indirectamente, en la fundación trabajamos en torno a 200 personas”. Y pronto esperan que se sumen más integrantes, puesto que la estructura trabaja en crear un equipo propio de eSports, en alianza con Bkool. Este paso, que ya ha dado Movistar Team, por ejemplo, busca “democratizar la posibilidad de hacer carreras”, apunta el dirigente. “Existe un público que, por desgracia, no puede acceder a competiciones amateur y esto le abre posibilidades de participar, además de potenciarnos las vías para captar ciclistas”, agrega.
El impacto de la Covid: 60.000 euros en test y protocolos
Todos los ciclistas y el personal que trabaja con los tres equipos élite han tenido que pasar, para cada carrera, test antiCovid. Este gasto extra le ha supuesto en torno a 60.000 euros en el último año a la fundación. “Hace poco fuimos a Francia con el equipo sub23, y nos costó casi 3.000 euros. Antes, sólo gastabas en el gasoil y las autopistas”, apostilla Ezkurdia.
¿Veremos al Euskaltel-Euskadi de nuevo con los mejores en cada carrera? “No tenemos una meta de llegar al WorldTour. Si me preguntas a qué aspiramos, te digo que queremos disputar las mejores carreras del mundo, pero como consecuencia del apoyo social y de las empresas. Somos un equipo de competición, pero sería un fracaso correr una grande sin tener ese apoyo detrás. Nosotros estamos aquí para ayudar a los ciclistas, no para ganar dinero, porque somos una fundación. Cada euro que recibimos debe ir destinado al crecimiento del ciclista, para darle una bicicleta o el maillot. Sabemos dónde estamos y, si un día un chaval nuestro gana un Tour con otro equipo, estaremos orgullosos”, sentencia Ezkurdia.