Laporta consigue luz verde para endeudar al club en hasta 1.500 millones para levantar el Espai Barça. Eso sí, tras las quejas de la primera sesión de la asamblea de compromisarios, siempre y cuando el conjunto de los socios lo aprueben en referéndum a finales de año. “El Espai Barça es la modernización de nuestras instalaciones y debe servir para reflotar la economía del club y poder hacer frente a nuestros competidores”, ha defendido el presidente, Joan Laporta, en su intervención.
El dirigente ha logrado el apoyo de la masa social, reunida nuevamente este sábado en asamblea, para acometer las operaciones financieras en las que trabaja para financiar el macroproyecto. En la votación, 405 socios han votado a favor, 21 en contra y otros 6 se han abstenido.
El presidente ha abierto incluso la puerta a reservar una parte de la emisión de deuda a los socios, después de que muchos compromisarios hayan planteado esa posibilidad. “En el contrato que hagamos con Goldman Sachs o con el inversor que sea no se contemplará que ninguno sea propietario del club”, ha indicado, sin aclarar como podía impactar en las condiciones del préstamo este giro de guion.
En su opinión, el riesgo que se corre con no sacar adelante esta operación es dejar en saco roto los 155 millones de euros que ya se han comprometido en trabajos vinculados al Espai Barça, de los que 125 millones ya se han pagado. Se trata de la demolición del Miniestadi, donde a futuro se levantará el Palau Blaugrana, así como trabajos previos en el Camp Nou. “Se tirarían a la basura”, ha advertido.
Los trabajos se extenderán de 2022 a 2027, inaugurándose el estadio a finales de 2025 y el pabellón a finales de 2026. En el impasse, el equipo de fútbol podría seguir jugando donde ahora o trasladarse temporalmente al Estadio Olímpico de Montjuïc, por lo que se descarta la idea que lanzó Laporta de jugar en el Estadi Johan Cruyff (Sant Joan Despí), que obligaba a instalar gradas supletorias para más de 30.000 personas.
El plan inicial de la actual junta directiva es que el préstamo, por el importe que finalmente se solicite, se devuelva en un plazo máximo de 35 años. Para ello, han definido un modelo de negocio que debería generar en torno a 200 millones de euros anuales, de modo que esos hasta 1.500 millones puedan repagarse con los nuevos ingresos que generarán el Camp Nou y el Palau Blaugrana, que tras las obras podrán acoger 105.000 y 15.000 aficionados, respectivamente.
“Será una financiación que no repercutirá en los socios ni en los clubs, que no pondrá en peligro el patrimonio del club y que no afectará a la inversión deportiva”, ha asegurado Laporta, que en más de una ocasión ha insistido en la idea de Project finance. Es decir, que los inversores asumen el riesgo de que el préstamo se firmará con la única garantía de los ingresos incrementales que genere una vez finalizadas las obras.
En concreto, se estima que la entrada de nuevos patrocinios, incluidos los title rights del Espai Barça, supondrán una inyección de 48 millones de euros (24% del total). Es el mismo importe que se espera obtener con la comercialización de los espacios de hospitality y la previsible actualización de precios. La venta de entradas y el aumento del tíquet medio por restauración supondrán 44 millones más que en la actualidad (22%), mientras que la celebración de eventos y las visitas al museo aportarán 30 millones de euros más, respectivamente.
La mejora de la previsión de ingresos también es fruto de las modificaciones que se han introducido en el proyecto inicial, como la introducción de un doble anillo VIP entre esta y la segunda gradería. “Aumenta considerablemente la capacidad de los palcos VIP y así permite la obtención de más ingresos que servirán para financiar el proyecto”, señala la junta en su informe del proyecto.
El plan inicial era que este tipo de asientos pasarán del 2% al 6% del aforo del Camp Nou, con 20.613 metros cuadrados de superficie total repartida entre 106 palcos privados con capacidad para unas 6.300 personas. A estos se añadirían grandes zonas de hospitality por el estadio. En términos de restauración, el primer proyecto contemplaba más de 80 establecimientos en día de partido, tanto de comida como de venta de merchandising. Además, se confiaba abrir tres restaurantes abiertos al público más allá de los días de actividad deportiva
En el exterior, los bocetos que maneja la junta de Laporta suprimen los diamantes al estilo del Museo del Louvre (París) que daban acceso a la tienda oficial y el museo. Los accesos a ambos espacios se ubicarán en el denominado Hub de Tribuna, frente a la gran explanada actual, con 2.500 metros cuadrados para la megastore blaugrana y los 3.000 metros cuadrados para el museo. También se habilitará un hall of fame y una zona reservada para la promoción de los eSports.
La eliminación de esos dos elementos permitirá al Barça crear “un espacio verde de encuentro, con actividades y circuitos deportivos, áreas infantiles, fuentes y zonas de ocio para visitantes y vecinos”. Una vocación de sostenibilidad que no sólo puede beneficiar a la hora de captar financiación más blanda, sino que también entronca con la introducción de aún mayores criterios de eficiencia energética en el futuro recinto.