La ambición del FC Barcelona bajo el mandato de Josep Maria Bartomeu fue ser el primer club en superar los 1.000 millones de euros en ingresos. No lo consiguió, pero su gestión del área deportiva sí va a ser un factor determinante para que el club sea el primero en superar los 2.000 millones de deuda financiera en el medio plazo. Es la suma de los 525 millones refinanciados a través de Goldman Sachs y los casi 1.500 millones que la junta de Joan Laporta estima que costará el Espai Barça.
“El nuevo Camp Nou puede llegar a costar entre 800 millones y 950 millones de euros; la cifra no se irá mucho de ahí. A esto, hay que añadir un Palau Blaugrana con unos 300 millones o 400 millones, y luego hay que sumar el Campus”, ha explicado el nuevo director general, Ferran Reverter, en un encuentro con medios. De ahí que la autorización que solicitarán a la asamblea es por un endeudamiento máximo de 1.500 millones de euros.
El ejecutivo ha asegurado que el interés de los inversores es evidente, pues en la última colocación dirigida por Goldman Sachs recibieron peticiones por 900 millones de euros, casi el doble de lo que se pretendía conseguir. “Esta junta tiene un plan que los inversores han comprado”, ha asegurado el primer ejecutivo nombrado por Laporta para revertir lo que ha calificado de “nefasta gestión”.
El primer paso dentro de este plan de reestructuración ha sido la operación coordinada por Goldman Sachs, que le ha permitido colocar 455 millones de euros a un interés del 1,98%. El calendario de vencimientos es a diez años con dos de carencia, un auténtico respiro que ha permitido liquidar deuda a corto plazo con clubes y proveedores, así como cancelar anticipadamente los 60 millones en bonos que compraron la aseguradora suiza Allianz y el gestor de activos francés Amundi.
Algo que no había trascendido aún es que también se han renegociado las condiciones de la emisión con las estadounidenses Pricoa Capital Group y Barings, que a finales de 2018 concedieron 140 millones de euros. La devolución de este dinero estaba prevista para 2023-2024, pero la nueva junta ha conseguido renegociar para ampliar a diez años el vencimiento y que se mantenga su condición de operación bullet (sólo se pagan intereses y se amortiza la deuda con un solo pago).
De este modo, se acompasará su cancelación con la nueva deuda emitida este año a través del citado banco de inversión. Además, el club aún tiene la opción de firmar nuevas operaciones de crédito por 70 millones de euros, pues sólo ha consumido 455 millones de los 525 millones a los que le autorizó la última asamblea de compromisarios.
Reverter considera que ese nuevo calendario de pagos y el periodo inicial de carencia “nos dan dos años para hacer el trabajo y renegociar muy bien; tenemos un plan bastante detallado”. De entrada, el plan de choque para reducir el gasto ordinario y los costes financieros deben permitir al club reducir su deuda a un ritmo de 25 millones de euros por ejercicio. “Con la generación de caja empezaremos a reducir deuda”, ha asegurado.
El director general ha atribuido esta situación a la mala planificación deportiva de los últimos años, que provocó que se buscara financiación para fichajes casi hasta el último día de cierre de mercado. O que constantemente se buscaran operaciones de crédito por debajo de los 100 millones para sortear a la asamblea, pero asumiendo un tipo de interés por encima de lo habitual. Si en 2017-2018 los costes financieros fueron de 13 millones, en 2019-2020 ya subieron a 31 millones y en 2020-2021 alcanzaron una cifra récord de 55 millones. Para esta temporada, cerrada la refinanciación, se confía en bajar el coste financiero a 27,6 millones.
A cierre del último ejercicio, la deuda a corto plazo (unos 590 millones de euros) se concentraba con bancos (183,5 millones) y entidades deportivas (115,7 millones). En el largo plazo hay 554 millones, repartidos entre bancos (146 millones), clubes (115 millones) y las firmas de inversión con las que se colocaron bonos por 200 millones con vencimiento único en 2023-2024 y que Laporta quería liquidar. Se da por hecho que, por su precio, lo que se mantendrá activo son las líneas de crédito avaladas por el ICO, que suman un total de 140 millones dispuestos en un 99%.
La junta señala que la deuda neta a 30 de junio de 2021 alcanzó los 680 millones de euros, un 39,5% más interanual. La deuda ajustada baja a 558 millones, debido a que el sistema de cálculo de LaLiga permite dejar fuera del importe todas las inversiones en patrimonio. Ahora bien, la deuda neta ajusta, yendo más allá de pasivos con clubes y bancos, escala ya a 976 millones de euros.