El FC Barcelona podrá salir con garantías a colocar 525 millones de euros de deuda entre inversores institucionales. La agencia de calificación Fitch ha otorgado una puntuación de BBB- estable al club, de modo que se considera que la calidad del crédito blaugrana es buena. Eso sí, sólo es un escalón por encima de considerarse especulativo.
“La agencia Fitch valora positivamente el proyecto económico del club, el cual deberá someterse a un importante reajuste para equilibrar las cuentas”, señala la junta directiva en un comunicado. En el mismo, sostiene que esta puntuación le permite “mirar al futuro con optimismo, y justamente en un período en que la entidad está ajustando el plan de viabilidad económico de la entidad, así como el plan estratégico”.
La obtención de esta nota era importante a las puertas de la mayor reestructuración de la deuda del Barça en su historia. De hecho, el equipo de Joan Laporta confiaba en que esta calificación le permitiera lograr un tipo de interés máximo del 3% y un plan de vencimientos de diez años, con dos de carencia en los que sólo se pagarían intereses. La ambición es que los recursos entren en caja en agosto.
La operación coordinada por Goldman Sachs está avalada con los derechos de televisión, una de las fuentes de ingresos más estables y que, sobre todo, permite conocer con exactitud cuánto aportarán en un plazo de hasta cinco años en función de los ciclos audiovisuales de las competiciones en las que participa el Barça.
Con ese préstamo, la junta de Laporta quiere refinanciar este crédito, así como los 200 millones que se obtuvieron mediante emisiones de bonos y que vencen en 2024. El resto se destinaría a garantizar la tesorería necesaria para los próximos 24 meses, según detalló en la pasada asamblea Jaume Guardiola, ex consejero delegado de Banco Sabadell y nuevo presidente de la comisión económica.
Según los últimos datos hechos públicos por el Barça, los compromisos con bancos y clubes se dispararon un 48% interanual en 2019-2020, hasta 820 millones de euros, y la realidad es que no todo es consecuencia del Covid-19. Sin pandemia, la cifra habría alcanzado los 770 millones, un 39% más.
A estos importes hay que añadir los 815 millones asociados al Espai Barça siempre que lo avalen finalmente los socios en referéndum. La operación contempla el pago de un interés de entre el 3% y el 4% interanual, con amortizaciones anuales de 50 millones de euros durante un periodo de 25 años, a partir de 2024-2025.
La falta de caja y la necesidad de cubrir el desfase entre ingresos y gastos explica que la deuda neta pase de 217 millones a 488 millones de euros, según el sistema de cálculo de LaLiga. Es un método más benévolo que el que originalmente se usaba para medir si se cumplía con la disciplina financiera autoimpuesta en los estatutos, y aun así se ha producido un nuevo incumplimiento, que la anterior junta insistió en que es 100% atribuible a la crisis.
El ratio de deuda neta sobre ebitda se situó en 3,64 veces al cierre de 2019-2020, por encima del múltiplo de dos recogido en las normas internas. La junta de Bartomeu defendió que, sin Covid-19 ese ratio sería de 1,1, puesto que la deuda neta sería de 363 millones y el resultado de explotación de 229 millones de euros. Aun así, la junta dispondría de dos años para recuperar unos niveles sostenibles, algo que ya corresponderá al próximo equipo gestor.