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Barça: claves para entender cómo se perdieron más de 800 millones entre 2019 y 2022

El club va camino de cerrar 2021-2022 con unos números rojos cercanos a 150 millones de euros. La política deportiva de la junta de Bartomeu ha generado el grueso del agujero, que Laporta ha ensanchado con la venta fallida de activos y patrocinios.

fc barcelona barça camp nou

El FC Barcelona enfila mañana la que probablemente sea una de las asambleas más cruciales de su historia. Al mismo nivel de la que se convocó para pedir permiso para buscar 1.500 millones de financiación con los que pagar las obras del Espai Barça. En principio, esta vez no se hablará de deuda, sino de la conveniencia o no de vender algunos de los principales activos y derechos del club a largo plazo para solventar las urgencias más inmediatas: resolver la situación de patrimonio neto negativo y ganar margen para poder invertir en jugadores este verano. Las preguntas que se hacen muchos: en esta compleja situación, ¿cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Qué porcentaje de culpa es atribuible a la junta de Josep Maria Bartomeu y cuánto debe asumir su sucesor, Joan Laporta?

Empezamos por lo obvio: el grueso de las pérdidas es atribuible a la anterior junta, cuya política deportiva tensionó las costuras de la organización y se acabaron de romper con la Covid-19, cuando los ingresos ordinarios se hundieron más de un 25%. La temporada 2019-2020 ya se cerró con unas pérdidas antes de impuestos de 133 millones de euros, que la anterior junta considera que no se habrían dado de no ser por la pandemia; la actual considera que, sin traspasos, el agujero habría sido de 90 millones.

Ahora bien, la gestión del último año incluye claroscuros, con movimientos que claramente han ido encaminados a reestructurar la masa salarial del club y salidas acertadas, pero con decisiones adoptadas más en clave de política local que anticiparon costes futuros (algunos aún no tan claros) a 2020-2021, engordando las pérdidas y reduciendo aún más el margen para inscribir futbolistas.

 

El punto de partida: cuando el Barça superó al Madrid en gasto

¿Por qué el Real Madrid pudo esquivar las pérdidas y el Barça no ese año, el siguiente y el actual? La razón no es otra que la no dependencia de los traspasos para cuadrar las cuentas y una planificación que siempre se basó más en los fichajes que en la cantera, de modo que siempre hubo cierta estabilidad en qué porcentaje del gasto se destinaba a fichajes y cuál al pago de los salarios deportivos. Un equilibrio que en los despachos del Camp Nou se dinamitó en el verano de 2017, con la salida de Neymar rumbo al Paris Saint-Germain (PSG).

El club cobró el traspaso más alto de la historia (222 millones de euros) sin quererlo, pero el pánico ya no era por el hecho de perder a una pieza clave en los últimos días de mercado. El poder de los clubes históricos frente a los financiados por petrodólares ya no era tan superior, ninguna cláusula era suficientemente alta y los salarios que ofrecían eran fáciles de igualar en Francia o la Premier League.

La consecuencia fue dilapidar el dinero que entró con esa venta en una serie de fichajes y renovaciones fuera de mercado, que en un año incrementaron la masa salarial en más 200 millones; en concreto, se pasó de 432 millones en 2016-2017 a 639 millones de euros en 2017-2018. El incremento se produjo en todos los frentes, doblándose el gasto en amortizaciones por fichajes y aumentando un 42% el importe destinado a nóminas.

Tras años en los que el Madrid siempre gastó más en plantilla deportiva, el Barça le pasó ampliamente, con una diferencia de 138 millones de euros, que en 2018-2019 se disparó hasta 185 millones y en los dos cursos siguientes se situó en torno a los 90 millones. Ello, pese a que los blancos asumieron durante muchas de esas campañas las primas asociadas a victorias en la Champions League.

Esta brecha no es la única que explica la diferente manera en cómo cada club sale de la crisis. Históricamente, la junta presidida por Florentino Pérez únicamente trabaja con ingresos ciertos, es decir, aquellos que tiene garantizados en el mes de agosto o con estimaciones prudentes en cuanto a matchday y comercial. Esa máxima también la aplicaba Bartomeu, hasta que la etapa post-Neymar obligó a llevar al límite las normas de control económico de LaLiga. Laporta, en su primer año completo, mantuvo esa dinámica para presentar un presupuesto aparentemente estable, que hoy arroja un agujero de casi 150 millones de euros al haberse incumplido las previsiones más optimistas de ingresos.

En el caso de Bartomeu, se aprovecharon las elevadas plusvalías de Neymar para siempre presupuestar más dinero por traspasos de los que se habían conseguido. Así, se podían mantener unos salarios que la cifra de negocio recurrente era incapaz de soportar y se apuraba hasta el 30 de junio para cuadrar números. El beneficio de 4,53 millones en 2018-2019 se pudo salvar por el intercambio de porteros con el Valencia CF, que dejó 35 millones en las arcas, cargando costes futuros por el mismo importe. Y la jugada se repitió en 2019-2020 para incrementar ingresos en 72 millones con la salida de Arthur a cambio de asumir 60 millones a futuro en amortizaciones por Miralem Pjanic.

Esta situación provocó que, cuando Laporta tomó las riendas, supiera que tenía amortizaciones comprometidas por fichajes ya realizados que sumaban 597 millones de euros, por los 534 millones que tenía el Real Madrid a cierre de 2019-2020. ¿La diferencia? La carga anual, que en el caso blaugrana se concentraba entre 2020 y 2022. Pero, sobre todo, el drama se dio en los salarios, con bonus de fin de carrera concedidos a los capitanes (Leo Messi, Sergio Busquets Gerard Piqué y Jordi Alba), que cargaban en exceso la masa salarial en un periodo en el que, sobre el papel, su rendimiento es inferior al ser sus últimos cursos en activo.

Joan Laporta tomó las riendas del Barça con una mochila de 597 millones en amortizaciones por fichajes

Gestión de la pandemia: contención vs pedir ajustes para gastar

Una de las comparativas más difíciles de explicar es por qué el Real Madrid logró que los jugadores de fútbol y baloncesto aceptaran reducirse un 10% en los dos primeros ejercicios marcados por la pandemia, mientras el Barça únicamente logró reducir los 60 millones de euros por los meses de inactividad durante el confinamiento y todo lo demás fueron diferimientos. Es una cuestión que no supo resolver Bartomeu, como tampoco la junta gestora que tomó las riendas durante el periodo electoral, ni el propio Laporta, que en un primer momento optó por pactar diferimientos o rebajas salariales complementadas con ampliaciones de contrato.

“Fuimos demasiado optimistas”, ha repetido estos días en distintas entrevistas Eduard Romeu, vicepresidente económico, sobre el presupuesto de 2021-2022; en él, se quería bajar la masa salarial desde los 595 millones con que cerró 2020-2021, hasta 465 millones de euros. A ello ayudaba la marcha de Leo Messi, que suponía más de 100 millones de euros anuales, pero penalizaban los diferimientos de 172 millones acordados a finales de 2020 por la gestora ante la incapacidad de conseguir una rebaja y los contratos crecientes de muchos futbolistas. En el horizonte, y concentrados sobre todo en 2023-2024, en las cuentas blaugranas también figuran 53,7 millones en indemnizaciones por finalización de contrato.

Ahí es donde la actual junta directiva pone ahora el foco, pues es la única manera real de ajustar el gasto de la plantilla a la realidad actual de los ingresos. “Aquí deberemos tomar alguna decisión. Quizás tendremos que echar por el camino del medio y tendremos que reducir la masa salarial de una manera que no es la que nos gustaría, aunque sea tomando algunos riesgos”, declaró Laporta en L’Esportiu semanas atrás.

Por primera vez, podría aparcarse la idea de los diferimientos por recortes de sueldo acordados o no, pues esa también es una de las pocas vías para que LaLiga permita la inscripción de nuevos jugadores mientras el club continúe excedido en su límite salarial. Por qué no se activó este mecanismo antes se desconoce, pero la gravedad de la situación económica podía facilitar la negociación más el verano pasado que en el actual. Romeu aseguró ayer en Onze de TV3 que estos recortes serán necesarios, independientemente de los ingresos extraordinarios que se obtengan.

En todo este periodo, el problema del club blaugrana para negociar con los jugadores ha sido de legitimidad. Mientras en Concha Espina se demostraba un ejercicio de contención con el freno a los fichajes antes de pedir ese sacrificio, en el Camp Nou se ha estado reclamando para poder acudir nuevamente al mercado en busca de refuerzos. Y ahí, inevitablemente, surge un debate: ¿por qué renunciar uno a lo firmado para que se le pueda pagar a un recién llegado? Y en esa situación se encuentra nuevamente Mateu Alemany, al que sólo le queda la carta de defender que es para elevar la competitividad y que todos puedan optar a más títulos.

 

La venta de activos: Barça Corporate el plan A; lo mismo troceado y un año después, el plan B

En lo que no hay mucho giro de guion es en que la venta de activos es la solución para resolver la situación de patrimonio neto negativo y revertir las pérdidas. Especialmente tras evaporarse una cuarta parte del negocio ordinario y la lenta recuperación que se está produciendo de ingresos muy vinculados al turismo internacional, como la venta de merchandising o la explotación del Camp Nou. Hoy, es la única vía real para solucionar por la vía rápida las cuentas económicas, pues en total podrían aportar hasta 600 millones de euros. Tradicionalmente fue el traspaso de jugadores lo que cuadraba los números, pero ya Bartomeu puso sobre la mesa la vía Barça Corporate.

En esencia, agrupar en un holding los negocios de retail, audiovisual, academias e innovación para vender un 49% a un socio inversor. Con las ofertas preliminares se alcanzaron valoraciones por encima de los 400 millones de euros, que habrían supuesto la entrada de 200 millones en extraordinarios para achicar las pérdidas de 2020-2021.

Laporta rechazó la operación por considerar bajas las propuestas, si bien decidió que el presupuesto de 2021-2022 se cuadraría con la venta parcial de Barça Studios. Sin embargo, el despido de todo el equipo ejecutivo que pilotaba esa unidad de negocio y la falta de interés de los fondos por esta filial en solitario han dejado un agujero de 50 millones en el presupuesto, que se unía a los 25 millones de nuevos patrocinios que no han llegado y la pronta eliminación en la Champions League.

Tanto Laporta como Romeu han asegurado que el apetito inversor está ahí, e incluso elevaron a más de 350 millones la valoración del brazo audiovisual si se le incluían los derechos sobre activos digitales. Por el momento, la apuesta actual es vender primero una participación en BLM, la filial que gestiona todo el retail, pues sobre la mesa había hasta hace unos días la propuesta de Fanatics e Investindustrial por algo más de 200 millones de euros, como adelantó 2Playbook. No obstante, varias fuentes apuntan a una caída de las negociaciones y la retirada de las dos compañías, tras elevarse las pretensiones del Barça por encima de los 300 millones.

Hoy no hay más alternativa que esa, y, de hecho, este consorcio ya presentó oferta por todo el paquete de Barça Corporate. Si retrasar casi dos años la operación ha servido para incrementar la valoración del negocio y maximizar los ingresos de la venta para el club, tan solo se podrá medir una vez se concrete la operación corporativa si los compromisarios autorizan a ello. Pero haberla realizado en 2020-2021, y viendo las nuevas ofertas que llegan al club, todo apunta a que no sólo habría facilitado la gestión del área deportiva en las últimas ventanas de traspasos, sino que habría permitido acelerar el desarrollo de nuevas líneas de ingresos por merchandising y audiovisual.

A vueltas con CVC y la alternativa de vender un 25% de la TV

Otro de los frentes en los que Laporta ha dilatado los tiempos es en su incorporación o no a LaLiga Impulso. Aunque puertas afuera ha mantenido el frente legal y unido junto al Real Madrid, lo cierto es que las negociaciones se retomaron con el equipo de Javier Tebas una vez que Ferran Reverter fue cesado como director general. El mando de las conversaciones por parte del Barça las ha asumido el tesorero y hombre fuerte en el día a día junto a Laporta, Ferran Olivé, así como el director de fútbol, Mateu Alemany, que mantiene una estrecha relación con Tebas.

Fruto de esas conversaciones, hace dos semanas se alcanzó un principio de acuerdo, por el que el Barça entraba en LaLiga Impulso y vendía un 10% adicional de sus derechos de televisión a CVC. En total, una inyección de 540 millones de euros que, sumada a la venta de BLM, elevaba el total de la operación en torno a los 800 millones. Suficiente para resolver la situación de patrimonio neto negativo, revertir las pérdidas y recuperar la normalidad en cuanto a capacidad para inscribir a futbolistas.

Sin embargo, un nuevo cruce de declaraciones público entre Tebas y Laporta provocó un cambio repentino de opinión respecto a lo que se había expresado incluso en la reunión que mantuvo la junta directiva en La Jonquera. Tras confirmaciones extraoficiales sobre ese principio de entente, adelantado por 2Playbook, pocos días después se deshizo el plan. El 2 de junio se daban por roto el acuerdo y el Barça anunciaba un nuevo plan, con el que espera vender sólo un 10% de los derechos de televisión a 25 años, por menos de 250 millones de euros, y colocar BLM por más de 275 millones. Eso es lo que se pedirá a los socios compromisarios que voten mañana, sin saber las condiciones ni el comprador.

Romeu insistió ayer en pedir un gesto de confianza a los socios, sin aclarar las condiciones que se cerrarán. Caída la opción de Fanatics e Investindustrial si no se moderan las pretensiones por BLM, el vicepresidente económico admitió que la vía más sencilla, aunque la que menos gusta, es la colocación de los derechos audiovisuales. “Tenemos entre ocho y nueves ofertas que debemos poner en competencia, porque esta es una operación que entienden mejor”, señaló.

 

Otros movimientos contables que podrían ayudar a la recuperación económica

Al margen de ventas de activos, recuperación de ingresos y recortes de salarios, hay otras operaciones más técnicas que podrían ayudar. Por un lado, están las plusvalías que serían imposibles si hace un año no se hubieran anticipado amortizaciones por unos 160 millones de euros. Tampoco se sabe en qué punto están los litigios para los que se provisionaron 90 millones de euros, en los que se incluían 24 millones de Nike que se daban por incobrables, pese a que había una reclamación de 50 millones de la anterior junta a la marca. Pero, de disiparse las dudas, podría haber una reversión que suponga un ingreso extraordinario.

En paralelo, en la junta se baraja la opción de actualizar el valor contable de los activos del club, especialmente en lo que se refiere al patrimonio inmobiliario de Les Corts, según avanzó El Confidencial. Ese movimiento, que pondría el valor de las instalaciones a precio de mercado, permitiría anotar unos ingresos financieros de más de 450 millones de euros, suficientes para resolver la situación de patrimonio neto negativo.

¿El problema? Ese movimiento, en el fondo, no distaría mucho de otras operaciones criticadas, pues cargarían costes futuros en concepto de amortizaciones del inmovilizado, si bien muy espaciadas en el tiempo pues el periodo de amortización en inmuebles es muy superior y podría dividirse entre 25 y 50 años.

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