Mil millones. Mil millones de euros. Ser los primeros en llegar a esa mágica cifra. A toda costa. Josep Maria Bartomeu accedió a la presidencia logrando una de las cosas más difíciles en el plano deportivo, ganar el triplete (Copa, Liga y Champions), y su ambición era marcharse en 2021 logrando otro hito: llevar al FC Barcelona a ser el primer club milmillonario. Sin embargo, una errática gestión de aquel primer éxito ha acabado marcando la gestión de todo su mandato, en el que, a pesar de la multitud de sombras, también ha habido varias luces que en el medio plazo pueden ser importantes. Repasamos los aspectos más relevantes de un legado que se ha quedado a medias, pero que sobre todo deja operaciones en el aire por más de 1.300 millones de euros que la próxima junta directiva deberá retomar con urgencia.
El problema que se encontrarán los nuevos rectores es que esas negociaciones cada vez más a contrarreloj convivirán con una cuestión que apremia aún más si la comisión gestora no es capaz de hacerlo: reestructurar los costes salariales para adaptarlos a la realidad económica actual y a un modelo más sostenible, en el que nóminas y amortizaciones de fichajes no acaben siendo un lastre para proyectos estratégicos.
Hoy, la foto macro es clara y preocupante: existe un desajuste de 156 millones de euros entre los costes que se registraron en 2019-2020 y los que se necesitan anotar en 2020-2021 para evitar un segundo año consecutivo de pérdidas. Y la razón no es otra que una caída de ingresos de 200 millones de euros respecto al escenario pre-Covid con el que se trabajaba y una política económica que siempre situó en mínimos la rentabilidad del club. De ahí que, sin Espai Barça, la deuda con clubes y bancos se disparara ya a 820 millones de euros en junio de 2020. Pero, ¿cómo repercute esto en su legado y el trabajo de la próxima junta directiva?
Espai Barça, obstáculos más políticos que económicos
El sueño de Bartomeu probablemente habría sido abandonar el cargo cortando la cinta de inauguración del renovado Camp Nou, después de lograr un apoyo mayoritario en el referéndum de 2014 a la propuesta de remodelación del estadio y construcción de un nuevo Palau Blaugrana y otro Miniestadi. Entonces, el plan situaba el coste en 600 millones de euros, que debían sufragarse con financiación bancaria, venta de title rights y recursos propios a partes iguales.
De todo aquello, poco o nada queda. El presupuesto inicial empezó a incrementarse en el momento en que se iniciaron las negociaciones para lograr el plácet de los vecinos y del Ayuntamiento de Barcelona, que arañó 60 millones de euros de inversión privada del club en espacios públicos a cambio de permitirle ejecutar algunos de los negocios complementarios a la actividad deportiva, como un hotel, edificios de oficinas y locales comerciales.
El Barça confía en facturar 150 millones al año con el nuevo estadio, para el que ha pedido 815 millones
La obtención de los permisos ha sido el gran talón de Aquiles de la mayor inversión patrimonial planteada por el Barça en su historia, retrasando prácticamente a mediados de 2025 una inauguración que se ambicionaba para 2022. Por el camino, el coste se ha acabado disparando a 815 millones de euros, ya que la idea de dar más aforo al nuevo Palau y los problemas de caja le han obligado a financiar parte de los intereses de la misma operación, que en términos de condiciones puede considerarse beneficiosa si se cumplen todos los ratios.
El problema es que la financiación acordada con Goldman Sachs no está ni muchos asegurada, pues aún debe ser ratificada por la asamblea de compromisarios y parte del dinero ya ha sido avanzado por el banco de inversión. Sobre el papel, un préstamo que se repagará directamente con los nuevos ingresos del Camp Nou, que según una auditoría de ISG Legends podrían ascender a 150 millones de euros anuales, el triple respecto a los 50 millones que deberían amortizarse anualmente durante un periodo de 25 años. El tipo de interés será de entre el 3% y el 4%.
Barça Corporate, valoración de 400 millones de euros en busca de inversor
La abultada deuda acumulada y el escaso margen de maniobra con recursos propios han llevado al club a tirar de imaginación para que los nuevos negocios no gripen. En su penúltima junta directiva, Bartomeu sacó adelante la creación de Barça Corporate, una sociedad que integrará los negocios de Barça Studios, las tiendas, las academias y el Barça Innovation Hub (Bihub). El proyecto debe ser igualmente ratificado por la asamblea, pero el proceso se encuentra muy avanzado en el nivel ejecutivo.
Es más, tras una primera presentación de ofertas, el club trabaja con una short list de media docena de fondos y empresas especializadas, que han realizado una valoración mínima de 400 millones de euros por el 100% de este negocio, como adelantó 2Playbook. La idea es que el socio elegido adquiera una participación minoritaria del proyecto a cambio de un pago inicial, que podría superar los 200 millones si el esquema elegido es el habitual de 51%-49%. A partir de ahí, aportaría recursos adicionales para acelerar esta actividad a cambio de quedarse con parte de las ganancias que genere la nueva macrounidad de negocio.
En la junta sostienen que “son cifras que nos permiten ver que el trabajo realizado desde hace cinco años da frutos”, pues estas son las divisiones en las que probablemente Bartomeu y su equipo pueden presumir de resultados y cierto liderazgo en la industria del deporte. Un pequeño oasis dentro del caos por el que muchas veces se ha regido la institución.
El Barça ha recibido valoraciones de 400 millones por su negocio de tiendas, audiovisual y academias
La facturación agregada de todas estas líneas de actividad ronda los 100 millones de euros si se elimina el impacto de la Covid-19, con el negocio del retail al frente. Más de 63 millones de euros de facturación en 2018-2019 que se esperaba llevar a 80 millones en 2019-2020 antes de la crisis, gracias a la inversión en tiendas propias y el lanzamiento de colecciones de moda al margen del producto de Nike.
Barça Studios, por su parte, tiene tres ficciones en cartera y una serie de animación, con socios como Sony, Rakuten o Netflix. Su cifra de negocio exacta no se ha hecho pública, pero en la industria señalan que la venta de derechos de distribución de proyectos como Matchday superan el millón de euros, y a eso hay que añadir el papel que tiene de generador de activos publicitarios para los patrocinadores a través del contenido que se lanza en redes sociales y en la OTT Barça TV Plus.
Tiempo de descuento para Rakuten y Beko
El área de patrocinios ha sido una de las que más ha crecido en los últimos cinco años, pero también de la que más críticas ha recibido en más de una ocasión por parte de las marcas. Altas pretensiones económicas, tensas relaciones entre ejecutivos de club y patrocinadores, y sobre todo la incapacidad muchas veces de obligar a los jugadores a cumplir con los compromisos de rodajes. Esos han sido los puntos débiles del departamento, que aun así ha logrado que la factura pase 128,81 millones en 2013-2014 a 198,1 millones de euros en 2018-2019 en concepto de publicidad y patrocinio.
El problema con el que se encontrará la próxima junta directiva es que el azar ha querido que los ciclos de los principales contratos en vigor finalicen en 2020-2021, en plena crisis institucional del Barça y en la peor crisis por la que ha atravesado la industria del deporte en los últimos 75 años. Y lo único que puede permitir salvar las cifras actuales de los acuerdos con Rakuten y Beko son los sectores en los que operan estas compañías y el grado de compromiso que puedan tener en esta alianza a largo plazo.
El grupo tecnológico japonés aterrizó en 2017-2018 con un compromiso de cuatro temporadas, a razón de 55 millones de euros anuales, a los que se podían añadir 5 millones más si ganaba la Champions League y 1,5 millones si se alzaba con LaLiga Santander. Al margen de la presencia publicitaria, la multinacional llegó como socio de innovación y entretenimiento, y estos años se ha implicado en proyectos como Barça Studios. El sector en el que opera es uno de los vencedores de esta crisis, y la sintonía con la próxima junta podrían facilitar su continuidad, aunque no implique un incremento en el precio.
En cuanto a Beko, el fabricante turco de electrodomésticos es de los que más tiempo lleva y más ha incrementado su inversión. La compañía llegó en 2014 para lucir en la manga izquierda de la camiseta a cambio de 8 millones de euros anuales, pero en 2018 dio un paso al frente y añadió la ropa de entrenamiento, subiendo la factura a 19 millones por temporada. Hoy, gracias a las redes sociales, es uno de los activos que más visibilidad otorga, y en la asociación se han buscado acciones para, a través de la fundación, promover hábitos saludables.
eSports, OTT y ecommerce, el DTC del Barça coge forma
Uno de los proyectos estrella, y que probablemente más recorrido tendrá es el del área digital, que a principios de este año presentó un plan de actuación con el que alcanzar los 300 millones de euros de facturación en un plazo de cinco años. Todos los productos ya están en el mercado, desde la OTT al programa de fidelización Culers, por lo que el reto de la próxima junta es intentar potenciarlos aún más y completar algunos acuerdos que se acaban de firmar o estaban pendientes de hacerlo, como el último con Tencent para desarrollar la actividad del Barça en los eSports de China.
Estas iniciativas buscan acercarse a las generaciones más jóvenes y no necesariamente interesadas en el fútbol, pero sobre todo ansían cumplir el cacareado objetivo de todos los clubes de conseguir facturar ni que sea un euro anual por cada uno de los seguidores que tienen en redes sociales, donde los blaugranas hace tiempo que lideran todos los rankings en términos de fans y de interacciones. En septiembre, el Barça batió este septiembre un récord histórico en Instagram, al alcanzar los 188 millones de interacciones, la cifra más alta nunca registrada para un club deportivo en dicha red social.
Un vicepresidente deportivo que se convirtió en presidente deportivo
El fuerte crecimiento en términos de ingresos siempre fue acompañado del consecuente aumento de los costes deportivos, en parte por una errática gestión especialmente en el tramo final de su mandato, que se cierra con trece títulos del primer equipo de fútbol masculino -el segundo presidente más laureado-, pero con tantas otras salidas de profesionales del club y polémicas decisiones. Y es que el día antes de ser nombrado presidente, Bartomeu era el máximo responsable del área deportiva del club. Como vicepresidente deportivo, por tanto, fue el encargado de dar la orden de la firma de los contratos que acabaron con el Barça condenado por dos delitos fiscales en la operación que llevó a Neymar al Camp Nou en 2013. Tras pactar con la fiscalía, Rosell y Bartomeu fueron exonerados de sus responsabilidades y el club pagó una multa de 5,5 millones de euros. Seis meses después, el jugador se fue al Paris Saint-Germain (PSG) por 222 millones.
Pese a ello, el tridente y el triplete que se culminó con la Champions League de 2015 impulsó a la junta de Bartomeu a convocar elecciones anticipadas. El mandatario obtuvo el 54,63% de los votos (25.823) y, ya legitimado por unas urnas, Bartomeu inició su mandato más personalista con una actitud que ya dejó entrever a principios de 2015: la de usar a los directores deportivos como escudo. Entonces, a quien cesó en la víspera de Reyes fue a Andoni Zubizarreta como “por una pérdida de confianza”.
El vasco había recordado 24 horas antes que Bartomeu era el vicepresidente deportivo del club cuando la Fifa denunció al club por el incumplimiento de las normas de protección de menores y sobre el registro de menores en las escuelas de fútbol. Aquella acusación acabó con una condena de prohibición de firmar jugadores profesionales durante dos ventanas del mercado de fichajes. Horas antes de la salida del exportero del club Carles Puyol, su ayudante, dimitió tras sólo tres meses en el cargo.
Con el triplete en casa, Bartomeu eligió a Robert Fernández para que guiara la nave culé entre tantas estrellas. El también exfutbolista acabó marchando de can Barça tres años más tarde con más gastos que ingresos en fichajes y ninguna Champions en su palmarés. La era Fernández finalizó con unos gastos en fichajes de 163,82 millones de euros, tras invertir 459,12 millones de euros y captar 295,3 millones por la venta de futbolistas, según datos del portal especializado Transfermarkt. Un 55% más de pagos que de facturación, a pesar de recibir 222 millones de euros por Neymar.
Coutinho, Arda, Griezmann y cinco directores deportivos
Durante sus seis años de mandato, destacan los cinco directores deportivos con los que ha contado el Barça. A Zubizarreta y Fernández se les une Pep Segura, que tuvo el cargo de manager general deportivo del club hasta el batacazo de Anfield en mayo de 2019. Los dos últimos han tenido una vida institucional muy corta: el exfutbolista Eric Abidal, que fue en la plancha de Laporta en las elecciones de 2015, apenas ha durado una temporada, y a Ramón Planes, ayudante del francés en su andadura en los despachos del Camp Nou, su labor como secretario técnico culé, finalizará presumiblemente tras las elecciones. Será el más fugaz de los fichajes de Bartomeu, que le ofreció el ascenso este agosto.
Durante este baile de sillas en el cargo de director del área deportiva, decena de futbolistas han ido pasando por el club. Muchos de ellos, entrando y saliendo del club a los pocos años. Otros, situados en el top-5 de los fichajes más caros de la entidad, han supuesto un quebradero de cabeza para la secretaría técnica. La mayoría de ellos tienen como punto de partida el verano de 2017, cuando Neymar abonó los 222 millones de su cláusula en LaLiga para marchar al PSG.
Para suplir al brasileño, el Barça sondeó el mercado internacional y apostó por dos jugadores: uno, Ousmane Dembélé, joven figura emergente del Borussia Dortmund; el otro, Philippe Coutinho, estrella del Liverpool y futbolista, a priori, contrastado para el ataque azulgrana. En el fichaje de ambos, el Barça pagó un fijo de 225 millones de euros. Si se le suman los variables, 305 millones de euros. Dos años después, ninguno de ellos ha logrado destacar como culé.
Las cifras de los traspasos, mareantes en otras épocas, iban en línea con el crecimiento de los ingresos del club, que ha aprovechado el boom del fútbol para convertirse en un transatlántico, con una obsesión por parte de Bartomeu: convertir al Barça en el primer club del mundo en ingresar 1.000 millones de euros anuales.
Impulsado en esta tendencia alcista de la facturación, el Barça ha fichado en estos últimos seis años por valor de más de 1.000 millones de euros. En concreto, entre los 25 fichajes más costosos de la historia del club, quince se han firmado en el último mandato de Bartomeu.
El último gran fichaje de la junta saliente fue Antoine Griezmann, que llegó a can Barça la pasada temporada por 135 millones de euros. Inicialmente, el Barça pagó 120 millones de euros por el futbolista, pero tras la denuncia por parte del Atlético de Madrid de un acuerdo previo a la rebaja de su cláusula -pasó de 200 a 120 millones el 1 de julio de 2019 -, lo que motivó un pago extra de quince millones a la entidad colchonera.
Todos los movimientos anteriormente mencionados han tenido también consecuencias en otras áreas, como, por ejemplo, la formativa. La Masia ha dejado de aportar jugadores a la primera plantilla con tanta asiduidad como venía sucediendo en la década anterior. Las generaciones cambian, y no todas son de un nivel excelso, pero las críticas a Bartomeu se han ido sucediendo, interna y externamente, por la gestión de la cantera. Varios futbolistas prometedores han marchado de Barcelona en busca de minutos y presencia en equipos europeos. Este es el caso de Eric García, Sergi Gómez o Robert Navarro, los tres, jugadores barceloneses, que en edad juvenil marcharon a Manchester City, Borussia Dortmund y Mónaco, respectivamente. En el caso de Eric García, Bartomeu intentó sin suerte repescarlo este verano.
Éxito en el fútbol femenino y altibajos en el basket
Respecto al resto de secciones, Bartomeu marcha del club tras seis años en los que ha habido altos y bajos. Quizá, el bloque que se ha mantenido más arriba de forma regular es el primer equipo femenino, que logró en 2019 llegar a su primera final de la Champions League. No la ganó, pero quedará para la historia como el primer equipo español en lograr este hito. Además, las azulgranas han mantenido una ardua batalla con el Atlético de Madrid en la competición doméstica. Desde 2014, han ganado dos Ligas y cuatro veces han sido subcampeonas. Al palmarés se le han de sumar dos Copas de la Reina.
Por otro lado, el basket ha sufrido golpes y alegrías. Sin ninguna Euroliga ni Liga ACB, la sección se ha tenido que conformar con dos Copas (2018 y 2019). Ahora, Bartomeu se va dejando en marcha un equipo que aspira a todo con la exestrella blaugrana Jasikevicius en el banquillo y fichajes de relumbrón como los de Mirotic y Calathes.
Los equipos de balonmano, fútbol sala y hockey, han continuado en la ya habitual senda de la victoria, más en competiciones nacionales que internacionales, por la que caminaban antes de la llegada de la última junta, con una dirección y planificación más autónoma y desligada de la presidencia.