El FC Barcelona cuenta con una de las mejores plantillas del mundo, una élite que se ha trasladado a la mesa negociadora en la que el club busca a contrarreloj un acuerdo para rebajar la masa salarial de 2020-2021, con la presencia de algunos de los principales abogados de derecho deportivo. “A día de hoy no hay ni siquiera una primera propuesta más allá de retórica, es muy difícil que el día 5 haya acuerdo, por mucha predisposición que tengan los jugadores”, admiten fuentes conocedoras de las conversaciones a 2Playbook.
Los futbolistas decidieron el viernes sumarse a una mesa que siguen considerando que no es la mejor vía para buscar una solución, y la sorpresa más importante es la ausencia del director general, Óscar Grau, y que aún no se les haya dicho explícitamente negro sobre blanco qué ajuste les piden y cómo hacerlo. “Mañana [por hoy] tendremos reunión mañana y tarde”, avanzan, sobre un encuentro en el que estarán presentes seis personas en representación del primer equipo y el filial de fútbol, incluido David Aganzo, presidente de AFE, sindicato mayoritario.
La coordinación con todos los abogados la han llevado Jorge Pecourt, abogado de Leo Messi y fundador de Portamento, y Óscar Tena, director general de Tacticgroup, como adelantó este medio. Ahora bien, junto a ellos dos y Aganzo, en la mesa también están Javier Ferrero, socio de Senn Ferrero; Rodrigo García, socio de Laffer Abogados, y José Luis Salido, socio de SB Abogados.
“Todos esperaban propuestas, con tal de poder analizar los pros y contras, comentarlos con los futbolistas…”, señalan. De ahí que les hayan sorprendido las intervenciones de Carles Tusquets, presidente de la comisión gestora, al afirmar el lunes que “se han presentado alternativas para adecuar diferentes situaciones”. “No hay una sola propuesta formal, negro sobre blanco”, lamentan, ante el escaso margen que les deja para negociar.
El club ha contratado a Mercer, una consultora norteamericana de recursos humanos, para diseñar “fórmulas que se pueden poner sobre la mesa que incluso benefician a los jugadores”. Es decir, asumen la parte creativa de la negociación para conseguir que la plantilla renuncie a parte de su salario de 2020-2021 y pueda recuperarlo más adelante, mediante seguros o compensaciones por fin de contrato. Conseguir que fiscal y legalmente no vaya a suponer un quebradero para el club es tarea de José Luis Prada, socio-director de la oficina de EY en Barcelona.
Fuentes del comité de empresa admiten que ellos tampoco tienen ninguna propuesta concreta sobre los sacrificios que deberán asumir en el marco de la negociación. Por parte del club, las negociaciones están siendo encabezadas por Gemma Biosca, directora de recursos humanos desde junio de 2019, junto a dos abogados y Bernat Antràs, socio del bufete Antràs y presidente del Club Natación Barcelona, y Tomás Berenguer, del bufete DTR.
Todas las partes insisten en la predisposición para llegar a un acuerdo, pero en el entorno del vestuario temen con que el retraso en la propuesta sea una táctica para poder imponer medidas unilaterales amparadas en el fuerte desfase que existe entre ingresos y gastos. El terreno mediático está preparado, pues Tusquets volvió a insistir este lunes en que “esperamos cerrar un acuerdo con los jugadores y con el personal no deportivo del club; los socios también están sufriendo con sus negocios y su situación personal, por ello esperamos que los trabajadores y los jugadores estén a la altura”.
Otro de los problemas que enturbian en cierta manera la negociación es la situación institucional del club, después de la dimisión de la junta directiva de Josep Maria Bartomeu y el nombramiento de la comisión gestora. “Se necesitan garantías de que están legitimados para adoptar los acuerdos que puedan surgir y, sobre todo, que la próxima junta los respetará”, apuntan. En este sentido, y tratándose en parte de un problema de tesorería, en el vestuario darían el visto bueno a demorar el cobro de las nóminas, especialmente el cobro importante del mes de enero, para que la negociación pueda cerrarla el próximo presidente.
La razón no es otra que se ha consolidado la idea de que prácticamente no haya renuncias definitivas a salarios, sino que se difieran los pagos. Esto comprometerá la capacidad de gasto de los futuros gestores, pues no es un importe menor. Con las cifras anunciadas por Bartomeu, el recorte de gasto debería ser de unos 156 millones de euros respecto al cierre de 2019-2020 y de 190 millones si se elimina el impacto de las reducciones salariales que aceptó el personal para el pasado ejercicio. Tusquets elevó a 300 millones la magnitud del ajuste.
La anterior directiva ya planteó que será necesario un nuevo expediente de regulación temporal de empleo (Erte) para los trabajadores de los departamentos más afectados por la Covid-19. Ello, tras aprobar unos ingresos de explotación de 828 millones de euros para 2020-2021, frente a los 791 millones que se había contemplado de inicio. Aun así, son 27 millones menos que en 2019-2020 y un retroceso de 231 millones en comparación con el escenario original que se dibujó para el último curso antes de la pandemia.
En cuanto a los costes, la dirección confiaba en rebajarlos hasta 796 millones de euros si logra el recorte en nóminas. Incluidos los costes financieros y los impuestos, el beneficio neto de esta temporada podría llegar al millón de euros. Eso sí, todo pasa por lograr en 48 horas un acuerdo que no ha sido posible conseguir en los últimos meses.