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El fitness japonés se encomienda a la tercera edad en el país con mayor esperanza de vida del mundo

En la industria de los gimnasios en Japón conviven los operadores premium tradicionales con los nuevos modelos de negocio de gimnasio 24 horas. El sector cerró 2020 con un negocio de 3.500 millones de euros.

Japón es el undécimo país más poblado del mundo y el primero en esperanza de vida, con 81 años, según el Banco Mundial. Un tercio de su población tiene entre 70 y 74 años (10 más que hace una década), un cambio demográfico que trae consigo retos de los que la industria del fitness no es ajena. Un sector llamado a jugar un papel relevante en el envejecimiento activo de la población, lo que supone una gran oportunidad de crecimiento.

Oportunidad porque en Japón sólo el 3,3% de la población está inscrita a un gimnasio. Es un mercado compuesto por más de 125 millones de habitantes, por lo que el margen para crecer es amplio. Además, este mercado ha ido perdiendo terreno en los últimos años. En 2017 era el cuarto país donde más ingresos agregados tenían los gimnasios, con un negocio de 5.159 millones de dólares (4.740 millones de euros); desde entonces, ha dejado de facturar un 23,5%, hasta 3.943 millones de dólares (3.623 millones de euros) en 2019, según la información recopilada por 2Playbook para el quinto capítulo de una serie La vuelta al mundo por los 20 mayores mercados del fitness, patrocinada por Matrix.

Pese a ello, Japón se mantuvo como el quinto mercado del fitness más grande del mundo por volumen de negocio hasta el estallido de la pandemia, una crisis que produjo un descenso del 3,1% en el negocio agregado de este sector en 2020, según un informe de Market Research. El volumen de facturación cayó hasta 3.800 millones de dólares (3.492 millones de euros), un impacto que hubiera sido mayor de no ser porque los gimnasios cerraron durante cortos periodos de tiempo.

Sus 4.950 centros daban servicio a 4,24 millones de personas antes de la pandemia. Es decir, teniendo más del doble de población que España, Japón tenía 1,2 millones menos de clientes inscritos a los gimnasios. Las ventanas de oportunidad trascienden a la tasa de penetración del fitness, y abarcan a la silver economy: la posibilidad de seducir al público de la tercera edad, con mayor poder adquisitivo que el resto, y más dispuesto a ganar en deporte.


Los datos del Ministerio de asuntos internos y comunicaciones muestran el segmento de la población que más gastaba en fitness era el que tenía entre 50 años y 70 años. El grupo de edad que más recursos destinaba a entrenar en instalaciones deportivas es precisamente el que tiene entre 60 y 69 años, con más de 8.200 yenes (60 euros). Este grupo destina cuatro veces más recursos a pagar su abono al gimnasio que los que tienen entre 30 y 39 años, por lo que el fitness nipón tiene en los usuarios senior a sus mayores generadores de ingresos.

La industria japonesa de los gimnasios se divide entre varios segmentos. Están las cadenas premium, como Konami, Central Sports y Renaissance, que cobran entre 90 y 140 euros al mes a cambio de dar acceso a una instalación que además de ofrecer sala de fitness y actividades dirigidas, también cuenta con piscina.

Antes de la pandemia, el negocio de centros deportivos impulsado por la popular desarrolladora de videojuegos facturó 63.400 millones de yenes (468 millones de euros), un importe que entre abril de 2020 y marzo de 2021 cayó un 42,5%, hasta 36.400 millones de yenes (269,1 millones de euros). Se desconoce cuál ha sido el impacto de la pandemia en sus competidores, pero Central Sports era la segunda cadena que más facturaba en Japón antes de la Covid-19, con 456 millones de euros a través de 240 centros según Ihrsa, seguida de Renaissance, que movía más de 390 millones de euros con 165 instalaciones.

Las cadenas premium, como Konami, Central Sports y Renaissance, que cobran entre 90 y 140 euros al mes

Además de operar en el mismo segmento (el centro deportivo de gran tamaño y multiservicio), todas ellas se fundaron entre los años 70 y principios de los 80. Hasta antes de la pandemia, Central Sports y Reneissance daban servicio a más de 400.000 clientes, de modo que concentraban a un 18,8% de los japoneses que estaban inscritos a un gimnasio, según datos de Ihrsa.

Tradicionalmente estas son las gestoras de instalaciones que han dominado el mercado, pero en los últimos años se han sumado operadores como los operadores 24 horas Anytime Fitness y Joyfit, que operan en el segmento medio con precios que rondan los 60 euros al mes. La primera opera más de 600 clubes y la segunda, que supera los 230 establecimientos, con el paso del tiempo ha diversificado con la puesta en marcha de los boutiques Joyfit Yoga. Al margen están los centros públicos, que a diferencia de la mayoría de operadores no requieren una afiliación anual o a largo plazo, y que cobran por cada acceso entre 2,5 euros y 3,5 euros.

Está por ver qué impacto tienen los Juegos Olímpicos de Tokio en la práctica deportiva de la sociedad japonesa, un lego olímpico y social que, al menos en el caso de España con Barcelona’92, sí dejó huella: hoy día se estima que el 20% de los barceloneses están inscritos a un gimnasio, y Cataluña es la región con mayor número de federados, que ha pasado de 2,2 millones en el momento en que Barcelona fue nombrada sede hasta rozar los 4 millones antes de la pandemia.

 

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